Hoy he salido a correr.
A veces cuando estoy muy agobiada, cuando me siento fuera de mí, voy corriendo a buscarme. Es un encuentro directo con mi cuerpo en el que siempre descubro algo.
A veces, ese algo no me gusta y otras tantas acaba por gustarme.
Esta semana está siendo realmente intensa, en ella me he dado cuenta de a dónde llega todo el esfuerzo y a dónde puedo dejar de llegar si sigo sintiéndome forzada (por mí).
Bueno, la cuestión que deseo compartir con vosotras es que hoy, con este sol de justicia, he desempolvado los pantalones verdes cortitos y la camiseta negra de tirantes. Cuando me he vestido me he sentido desnuda. Esto me pasa con determinada ropa, curioso ¿verdad? vestirse y sentirse desnuda…. bien pues vestida así, con una coleta alta, he salido a correr. Según avanzaba sentía que todo el mundo me miraba, el nudo en el estómago a comenzado a hacerse más grande y he caído en la cuenta de que aún me siento, ante la gente, como si tuviera 15 años. Mi cuerpo siempre trató de pasar desapercibido porque sigue (sigo) temiendo ser juzgado como cuando era adolescente. Casi 15 años después sigo sintiéndome vulnerable si muestro mis piernas, mis caderas, mis brazos… Me invento mil y una excusas para no dejar los leggins o medias de colores en casa. Finjo protegerme del sol para no mostrar más piel de la necesaria y todo es porque cuando era una niña aprendí que mi cuerpo era feo, por no ser como se esperaba y que éste, además, era peligroso pues si se mostraba sería atacada, violentada, desprendida de mí. Así que lo guardé celosamente. Me oculté e imaginé que mis caderas no eran lo anchas que son, ignoré mis pequeños pechos y centré toda mi atención en mi cerebro… Creé una imagen de mí por miedo a mostrarme tal y como era.
Muchos años después me descubro yendo a comprar un bikini, enfadándome conmigo por temer el reflejo del espejo, sabiendo que yo «ya sé muchas cosas»… y es hoy que este sol de justicia me ha mostrado la sombra de esta mujer dedicada al cuerpo de mujer. Soy una mujer de 28 años que se ama más allá de las sombras y que aún tiene mucho camino que andar. Todo aquello que deseché me señala aquello a lo que deseaba acercarme y que temía. Las chicas seguras de sí, correteando por la playa, esas mujeres deshinibidas que miramos de reojo tienen sus sombras pero la que oculta la luz de mi cuerpo gozado no la tienen. Es por ello que me abro a su gozo, pues de todas tenemos algo que aprender, una
luz que seguir, una estela que acariciar…
Hoy, mientras corría, sentía que se iban cayendo pedacitos de hiel, vergüenza y miedo, poco a poco, iban saliendo a la luz unas preciosas piernas, unas caderas deliciosas y unos pechos firmes…
Día a día me voy haciendo mujer. Hoy es un gran día.
día 20: camino a la fase premenstrual
Escucho: Halo de Beyoncé