El primer día que mi mamá me consoló
yo tenía treinta y cuatro años.
Cuando era chica y lloraba
arrodillada en el baño
me miraba con ganas de matarme.
Cuando era chica y lloraba
en la placita de enfrente
me miraba con ganas de matarme.
Cuando era chica y lloraba
en la veredita del patio
me miraba con ganas de matarme.
Pero en enero del año dos mil seis
me internaron para hacerme un aborto.
Y la enfermera me reventó una vena.
Entonces me pasó la mano por la cara
y por el pelo. Y yo le dije:
“mami, es que me duele”.
Y ella me dijo: “hijita, ya lo sé”.
Carina Sedevich
Día 14: fase ovulatoria
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