Confieso que mi mente se ha hecho con el poder
que mis días de oscuridad han ocupado mi cama
teñido mis cabellos y preñado mis lágrimas.
Confieso que me he alejado de la deidad de mi alma
me he abandonado a la razón y por ello
mi cuerpo ha comenzado a sangrar estrellas rotas
dejándome la piel cuarteada… sin agua… ensalitrada.
Confieso que tengo mucho miedo de perderme
miedo de no encontrar el camino para caminar
erguida sin cojear, coja sin torcerme.
Confieso, te confieso, que están siendo
días oscuros aunque sea capaz de pintarlos de nuevo.
Confesiones, estos retales de mí para ti
porque sólo tú sabes que la noche también amenaza tu día.
Me cubres con tus lunas y abrazas mi cuerpo menudo
que titila como la más diminuta estrella de nuestro firmamento maternal.
día 23: fase premenstrual (?)