Llueve dentro. Llueve fuera.
Así nace este otoño este boletín profundo, oscuro, suave y crudo.
Ya lo tenéis en vuestros buzones.
Comparto aquí retales de él:
«Nos empeñamos en que la vida no se note en nuestra piel. Que las heridas no asomen, que las venillas no den texturas inadecuadas a nuestro cuerpo, para que en éste no se vea habitar a la “desgracia”. En nosotras hay dolor ¿por qué negarlo más?»
«En realidad el miedo a la oscuridad existe porque nos lo han (y hemos, por tanto) negado. Es desconocido y de ahí el temor y el temblor. La oscuridad no duele. Repito: La oscuridad no duele»
«Cuando dejamos que las sombras estén, la luz es posible de atisbar o incluso nacer. En cambio cuando nos negamos a ellas, cuando separamos y hacemos categorías, la negatividad con sus enormes zarpas y diminutos dientes, nos va comiendo de dentro hacia fuera»
«Nunca vamos a vivir a gusto si no aceptamos las piedras en nuestros zapatos. Hay muchas cosas y muchas personas que nos van a llevar al centro de nuestras sombras»
Si no estas suscrita a los boletínes y quieres recibirlos, haz clic Aquí