Reapropiarnos del intelecto. El arquetipo de la mujer sol

Hay dos libros que han sido cabecera de mi trabajo con mujeres. Uno es Cuerpo de Mujer, Sabiduría de Mujer de la Dra. Christiane Northrup y el otro Wild Feminine de Tami Lynn Kent. Hoy quiero centrarme en éste último que no está traducido al español (confío en que lo esté en algún momento. Las que seáis traductoras ¡tenéis trabajo!).

En este libro de cabecera Tami Lynn explica cómo los ovarios son el centro de energía creativa de la mujer y cómo ambos son diferentes entre sí (os recomiendo que lo leáis) debido a que la energía de nuestra parte derecha es bien diferente a la energía de nuestra parte izquierda. Como muchas sabéis el cuerpo humano tiene una simetría axial y una predominancia de un lateral sobre otro (conocida como lateralidad) Es decir que, en realidad, es falsamente simétrico pese a que, a primera vista nos parezca «totalmente simétrico». Nuestros dos hemisferios cerebrales se ocupan de gestionar cada una de las partes. Lejos de pensar que el hemisferio derecho se ocupe de la parte derecha, nuestro cuerpo se rige de otro modo. Nuestro hemisferio derecho se encarga de la parte derecha de nuestro cuerpo desde el bulbo raquídeo -más o menos a la altura de nuestra mandíbula- hacia arriba (por ejemplo: el ojo derecho) y lo mismo ocurre con el hemisferio izquierdo. En cambio, del bulbo raquídeo hacia abajo, las funciones cerebrales se cruzan. Así el hemisferio derecho se encarga de la parte izquierda de nuestro cuerpo y, el hemisferio izquierdo, de la parte derecha.

Cada hemisferio tiene una características diferentes en relación a las funciones que desarrollan. Así el hemisferio derecho está relacionado con la intuición, la creatividad, la emoción y la innovación. Mientras que el hemisferio izquierdo se encarga de la razón, el orden, el análisis y la lógica [Aquí podéis saber más de ambos]. Estas capacidades se extienden al desarrollo motor de nuestros diferentes órganos y miembros. En diferentes culturas milenarias estas funciones se agrupan en dos patrones de energía, conocidas como energía masculina y energía femenina. Como os imagináis, la energía masculina es la relativa al hemisferio izquierdo (análisis, razón, lógica) y la energía femenina es la propia del hemisferio derecho (creatividad, emoción, intuición). Así pues, en relación a lo que Tami Lynn explica sobre los ovarios como el centro de creatividad de las mujeres (en el Taoísmo también los consideran de este modo), vemos cómo cada ovario crea desde una energía diferente bien masculina (cuando ovulamos desde el ovario derecho) o bien femenina (cuando ovulamos desde el izquierdo) [Recordamos que están cruzados: hemisferio derecho se encarga del ovario izquierdo y hemisferio izquierdo del ovario derecho]

Ahora, hago un parón, pues es lo que hoy quiero compartir con vosotras. Reflexionemos ¿Por qué la razón, la acción, la lógica y el análisis se atribuyen siempre al masculino? ¿Nos beneficia, como mujeres, creer que estas cualidades son más de hombre que de mujer? ¿Cuántas de nosotras, en algún momento de nuestra vida, nos hemos sentido más masculinas por tener una razón muy desarrollada o atender a la lógica más que a otro aspecto? El hemisferio izquierdo es el que se encarga de materializar, de hacer. La cultura nos ha enseñado que «el que se ocupa» es un hombre. Bien, pues he aquí, que cuando explicaba estas energías en mis talleres me sentía muy molesta. Había algo que me perturbaba y era esta creencia de que la acción es masculina, mientras que la no-acción (como acción contemplativa) es femenina. Por ello comencé a llamar a la energía masculina la energía de la mujer sol y a la energía femenina la energía de la mujer luna. El sol, en muchas culturas, se ha quedado en manos de los hombres y yo quiero recuperarlo para nosotras. Nosotras tenemos la energía de la luna, de hecho nuestros ciclos nos lo recuerdan con fortaleza, pero es cierto que creemos que el gran astro se nos escapa. Hemos de recuperarlo pues las capacidades de materializar y razonar las hemos absorvido del masculino patriarcal, dejando nuestras capacidades de mujer sol abandonadas. Somos muchas las mujeres que trabajamos nuestro aspecto lunar (en estos tiempos de hacer continuo, buscamos recuperar el arte del no-hacer) pero somos muy pocas las que queremos descubrir el hacer desde nuestro cuerpo de mujer. Las mujeres emprendedoras somos aquellas que, a sabiendas o no, nos adentramos en el mundo de la acción y materialización. Muchas nos sentimos perdidas, algunas acomplejadas y casi todas extenuadas por hacer desde una energía masculina que sentimos ajena. Pero ¿Qué ocurriría si recuperásemos el arquetipo de la mujer sol? Es aquella que crea desde el alba y nutre hasta el ocaso, donde vuelve hacia la luna para soñar y gestar la nueva criatura que volverá nacer al entrar la mañana. De este modo la capacidad creativa, que reside en nuestros ovarios, puede encontrar otro espacio para materializar. Sí, las mujeres tenemos una enorme capacidad creativa pero tendemos a atascarnos a la hora de traerla a la realidad. Por ello es imprescindible reapropiarnos de la acción, la lógica y el intelecto. Sacudirle el polvo y quitarle el olor a polilla de la herencia del masculino patriarcal y sentir estas capacidades como propias. Es momento de integrar a ambas mujeres, que a lo largo del ciclo se desdoblan en cuatro. Siendo:

  • Fase menstrual: mujer luna oscura
  • Fase pre-ovulatoria: mujer sol luminosa
  • Fase ovulatoria: mujer luna luminosa
  • Fase premenstrual: mujer sol oscura

De este modo comenzaremos a abandonar el mal hábito de creer que la acción no nos corresponde, que nos es ajena. Nosotras integramos ambas capacidades. Así como la energía femenina del hemisferio derecho, para el hombre, es la energía del hombre luna. Dejando claro que ser intuitivo, emocional, creativo e innovador no es asunto exclusivo de las mujeres. Cada unx de nosotrxs hemos de reconciliarnos con lo que la cultura nos ha ido inoculando en pequeñas y altas dosis. Como veis, renombrar nos abre el mundo y crea otro mundo más habitable para todxs.

Es tiempo de habitarnos y habitar el mundo desde otros perspectivas. Podemos y debemos re-crear el mundo tal y como nos lo han dado. Como mujeres sol- luna podemos y sabemos. Es desde ahí, desde donde movernos genera cambio.

Yo ya estoy en movimiento ¿y tú?

Pic UCLA Magazine

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