Los ciclos y la píldora anticonceptiva

En esta entrada quiero responder a una pregunta muy común que soléis hacerme bien en las sesiones bien en los emails o bien cuando nos tomamos un té entre amigas. Casi siempre me la hacéis tímidamente como si yo fuera a recriminaros algo. Algo que jamás haré (no lo hago con nada) pero os entiendo, pues sé que una se hace una idea de otra y le atribuye mensajes y creencias que, como es en este caso, no son verdaderas. Lanzo vuestra pregunta para qué sepamos todas de qué hablo. Casi siempre se formula así:

Erika, yo quiero vivir todo eso que cuentas de los ciclos. Y creo que lo hago porque me noto muy diferente dependiendo de la parte del mes en dónde esté pero es que igual lo que siento no es cierto porque tomo la píldora ¿Qué opinas? ¿Es posible? ¿La dejo? 

Vayamos por partes como dijo Jack (el destripador) -humor negro producto de una fase preovulatoria oscura-

Primero

Si tomas la píldora porque has investigado has sopesado y valorado las opciones que hay, es perfecta. A mí me ha costado algunos años darme cuenta de que no hay algo bueno o algo malo. En especial ningún objeto lo es. Todo depende del uso que le des. En este caso la información y la investigación son las claves ¿Por qué meto la investigación en esto? Pues sencillo, porque la información asequible que tenemos sobre la píldora está bastante sesgada por la cultura paternalista en la que vivimos.  Especialmente si somos de lengua hispana es más complicado encontrar artículos y estudios de calidad pero tranquilas ¡haberlos haylos! Como esta entrevista a Alexandra Pope. Su libro The Pill: are you sure it’s for you? Sigue sin ser traducido -hago un llamamiento a traductoras para que puedan hacer este trabajo comunitario de alta necesidad-

Muchas mujeres no hemos sabido qué suponía la píldora. Ni siquiera cuál era su mecanismo. Nos fiamos del ginecólogx de turno o de aquel de toda la vida (eso es más peligroso porque nos cuesta más cuestionarle) y accedemos. Recuerdo la vez que decidí tomar medidas de planificación natural. Tenía 17 años y hablé con mi madre. Las dos fuimos al adorado ginecólogo de la familia (que desde entonces no me da ninguna confianza) y al contarle que estaba interesada en utilizar un método barrera como el diafragma (sé lo que estáis pensando: seguro que no se lo dijo así. Pues de verdad que lo hice porque desde jovencita tengo una enorme pasión por la sexualidad y el cuerpo femenino. Así que así hablaba yo de pendantilla) nos miró de arriba a bajo a las dos y nos soltó:

«¿Sabéis dónde se pone eso?»

Mi madre y yo nos miramos sonrojadas, sin saber qué decir y con una condescendencia de esas que te matan, contestó:

«En África. En este país se toma la píldora, por favor»

Recuerdo el gesto de mi madre. Yo me moría de la vergüenza. Ella estaba mosqueada porque no quería que tomase hormonas. Como no tuvimos recursos para decirle que nanai, ambas tragamos a regañadientes. Así que sin cuestionarme nada estuve con la píldora, el anillo vaginal y los parches hasta los 23 años. La verdad que yo vivía bien así. No tenía altibajos ni nada de eso que relataban mis amigas que no se hormonaban. Por entonces eran los años de universidad, novios, rollos, fiestas, festivales, viajes y bueno yo vivía tranquila en mi nube de igualdad con el hombre. Os confieso que yo era una evangelizadora de la píldora. Me parecía una falta de conciencia el utilizar únicamente preservativo. Así que más de una de mis amigas se reirá con este artículo.

Sólo cuando vine a vivir a Barcelona puse atención en que algo no andaba bien. Enfermé profundamente y decidí dejar de «empastillarme». Ahí comencé a vivir conmigo y con las otras. Fue muy extraño pues no sabía nada de lo que sé ahora, ni siquiera intuitivamente (estaba muy dormida). Apenas había vivido con mi ciclo «sin aditivos» 4 años y por entonces aún no estaba sincronizado como una mujer más adulta. Crecí sin saber nada de las 4 mujeres que vivían en mí.

Comencé a investigar a raíz de un artículo de M.Mar Jiménez -creadora de El Blog Alternativo- Me asusté. Hurgando en la raíz supe que más de 7 años con hormonas no es recomendado ni por lxs médicxs de turno, especialmente si quieres quedarte embarazada algún día. Supe que cuando tomaba hormonas mi cuerpo quedaba inhibido y no ovulaba. Aquello que yo llamaba «mi regla» no era tal. Era un sangrado programado para que psicológica y socialmente no me sintiera extraña (a día de hoy hay nuevas pastillas e implantes que te dejan sin ese sangrado). Esto me alarmó pero lo que más me asustó es que hasta que no la dejé no me interesé por saber qué efectos tenía sobre mi cuerpo y si había otras maneras de relacionarme con mi cuerpo y con mi sexualidad.

Segundo

Alexandra Pope dice:

El ciclo menstrual de la mujer es un sistema muy sofisticado que cambia constantemente. Responde al medio interno y externo y nos informa mensualmente de cómo manejamos nuestras vidas. La píldora suprime este ciclo y, además de los muchos efectos secundarios mencionados antes, tiene un efecto mortal en nuestra capacidad de saber lo que sucede en nuestra vida a nivel físico y emocional. Enmascara los síntomas de problemas de salud confundiéndolos. Puede que no detectemos señales de problemas de salud o asuntos emocionales tan rápido como cuando tenemos un ciclo normal. Además distorsiona el paso por la menopausia, privándonos de uno de los momentos psico-espirituales más importantes en la vida de una mujer.

Es cierto. El ciclo menstrual es el mecanismo de afinación más completo y complejo que tenemos. La cuestión es que como no lo conocemos creemos poder prescindir de él. Esto es lo que ocurre cuando una observa la diferencia entre con pastillas o sin pastillas, además de haber tomado conciencia, con la cantinela que repito mil veces, de que somos 4 en 1 (mínimo). Sin embargo es importante validar lo que comentáis de que sentís lo que os explico de las fases porque NO HAY NADA sobre y en esta tierra que no sea cíclico. Estamos influidas por el sol (estaciones y días) y la luna (noches y mareas) -entre tantos otros- con lo que nunca seremos lineales como las hormonas sintéticas se empeñan en que seamos. Aún así, nuestras hormonas (las propias) están inhibidas con lo que el ciclo con hormonas de síntesis no es tal. Pensad que se sigue llamando ciclo para que no notemos que lo que pretenden es lo opuesto. El ciclo menstrual es el ciclo ovulatorio y sin ovulación ¿Qué tenemos? A veces las mentiras «piadosas» nos va bien porque nos hace continuar en la inercia. A mí me pasa más a menudo de lo que me gustaría…

Por otro lado os digo que hagáis caso de vuestra intuición, con lo que si sentís esas fases vividlas con intensidad y aprovechad las cositas buenas que traen consigo. Cada cuerpo es un universo, ocurre que nosotras hemos de ser a la vez nuestras propias astronautas.

La historia aquí es saber si cuándo me hacéis esta pregunta no hay de fondo un cuestionamiento, una autocrítica y una idea de dejarlas si hay otras opciones. A veces es así y yo os devuelvo la pelota a vuestro tejado porque jamás decidiré por vosotras. Yo creo en vosotras, en vuestra capacidad para encontraos con lo que necesitáis en este momento concreto. Creo que hacerse esta pregunta es un enorme paso para investigar sobre una misma y sobre lo que intuye que necesita hacer o dejar de hacer. (Esta entrevista va de fenómenos para tener más información sobre el tema)

Tercero

Planificar la natalidad no es otra cosa que autogestionar nuestra fertilidad. Para esto hemos de replantearnos nuestra percepción y experiencia sexual. Éste es un temazo. Es decir hay un grueso de auto- preguntas que hemos de plantearnos. Lo sé, es más fácil tomar la pastilla y seguir (¡Qué peligrosa es la inercia!) pero hay un momento, generalmente cuando una es más madura, en el que una revisa y ve que lo que se vende no es lo que se necesita ni lo que le gusta. Recuerdo gritar de rabia el día que supe (23 años) que era fértil apenas 48h en un mes. Comencé así a preguntarme porqué tenía que ser yo la que se intoxicara, porqué mis relaciones siempre tenían que llevar a la penetración (hasta la fecha mis prácticas han sido heterosexuales), porqué la píldora me suponía un plus en mis relaciones esporádicas y un montón de otras tantas que os hacéis vosotras.

El resultado de todo esto fue lo que conocéis ahora por ‘el camino rubí’. Para que veáis lo lejos que le lleva a una cuestionarse e investigar más allá de lo común. Hay alternativas a la píldora como los métodos barrera (soy muy fan de diafragma, el mío lo compré aquí), como el método sintotérmico, como el cambio del propio paradigma sexual- falocéntrico (entro otros) pero claro éstos (los dos últimos) llevan implícito un trabajo. Como os he dicho al principio si te informas, investigas y decides, tu elección ¡es perfecta! El asunto es el de ir más allá y tomar decisiones por una misma. La inercia es un veneno pero la culpa también lo es. Así que nada de culpas si una toma la decisión de seguir o empezar con las hormonas sintéticas.

Por otro lado está el tema de la pareja, si la hubiera. Si tomáis la píldora como método de planificación familiar algunxs os dirán que es una decisión de dos. Yo aquí soy muy clara y afirmo que es decisión de una, si conlleva la ingesta de hormonas de síntesis o altera sus funciones corporales. Esto quiere decir que sobre mi cuerpo decido yo. A veces alguna compañera me ha dicho en tono de confesión que por ella no la tomaba pero es que él no soporta el condón. Mi respuesta entonces es la misma que ahora: vuestro cuerpo es vuestro, vuestro cuerpo sois vosotras. No podemos tomar decisiones que vayan en contra de nosotras. Esto es una forma más de autoviolencia (algo bastante frecuente entre las mujeres). La responsabilidad de la sexualidad es de ambos con lo que cada parte ha de informarse, investigar y decidir desde el respeto a su cuerpo y al cuerpo del otrx. Así que si el resultado es el de «mejor te la tomas tú» y una no ha llegado a esa conclusión, es importante no acatar. Dentro de las relaciones de amor considero que ha de haber mimo, cuidado y respeto (si no hay, algo no funciona) entre otros ingredientes al gusto de cada cual. Si hay una imposición sutil o evidente, una ha de replantearse algo más que la pastilla. Quizás esa persona que está a mi lado no es adecuada para mí. Es en estos temas donde una descubre si quién tiene al lado la merece o no.

Bien, con esto espero haberos dado una respuesta completa con todas sus aristas. Que sepáis que todas aquellas que os atrevéis a preguntar estáis marcando ya una diferencia en el pensamiento. Todo empieza con una pregunta con lo que el paso está dado, ahora queda hacer camino e ir tejiendo conocimiento entre todas.

Si quieres conocer tu cuerpazo en un clic, vente conmigo cada viernes a los Redwalker’s Fridays. Bye bye vergüenza, jelou gustirrinín de ser tú en ti.

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Nos vemos en el foro de investigación para los ciclos con hormonas sintéticas de  la Comunidad 🙂

 Pic de Ashley Mackenzie

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