Hace tiempo atrás (un año) escribí lo que hoy comparto con vosotras. Lo hice en mi blog almadedoula.com y creó bastante controversia. Como cada vez valoro más los quiebros mentales y las controversias, lo recupero.
Confieso que me llama la atención que por las mismas fechas vuelva a mis manos las referencias a así como a valorar la rabia. De hecho mi cariño por esta emoción se declaró justo con esta autora y este artículo que escribí.
Sin más dilación lo comparto de nuevo, añadiendo un video- conferencia con dibujitos (son los que más me gustan. Si hay dibujitos cualquier cosa mejora) de Barbara Ehrenreich en relación al libro Sonríe o muere que tanto, taaaaaanto, tanto recomiendo.
Dice así:
Rabia ¿Por qué negarla? La rabia es necesaria. La rabia nos ayuda a salir de donde sentimos que no debemos estar. La rabia, escuchada y acogida, nos permite actuar atendiendo a nuestro Cuerpo.
Estoy muy cansada de confundir “pintar el día” a “maquillar el día”. Llevo tres días leyendo el libro Sonríe o muere de Barbara Ehrenreich y no puedo dejar de avanzar y avanzar en su lectura. Lo devoro, aunque el sabor que deja en mi boca es …es… astringente. Sí, ese sabor de berenjena. Y así, morada como una berenjena, me dispongo a dormir cada noche. Pero… esta noche fue diferente. Cansada de cuestionarme como una loca, le pregunté a Alex si yo, con mi labor, estaba llevando a las mujeres a negar su rabia. Tengo mucho miedo de ofrecer una imagen de la feminidad edulcorada. Jamás he soportado cuando alguien se niega a ver la cara oscura y dice de ésta que “es recomendable obviarla”. La autora explica, desde su propia experiencia, como se está extendiendo una moda (ya casi pandemia) que trata de negar el negativo. Obligar a las personas a obviar la oscuridad hace de ellas seres sumisos e incompletos. Yo reivindico el negativo, pero el negativo acogido, con espacio y calor para ser amado y reconvertido.
Ahora, aquí, me entra la duda por la que casi no dejo dormir a mi compañero ¿estoy obligando, en los talleres y con mis letras, a que las mujeres sonrían aún cuando desean aullar? Porque yo únicamente pretendo poner una llamita para aullar en compañía, no para fingir y maquillarnos el cuerpo-alma. Las mujeres alojamos y cobijamos en nuestro Cuerpo innumerables dolores que necesitan ser sanados. Sanar, para mí, significa tener espacio para ser y compañía para contener. Negar el negativo, sólo nos traerá más sometimiento. Observo la arrolladora ola new age que lleva, desde mi punto de vista que comparto con la autora, a negar y renegar del negativo. Existen gurús que te orientan y “entrenan”, a golpe de frase fácil y pseudo ciencia cuántica, a enfocar únicamente desde lo “positivo”. Ahora bien, su perspectiva de positivo no coincide con la mía. Positivo no es, a mi parecer, dedicar horas y horas a desear un yate, una mansión y un tractor amarillo. Respeto que todo el mundo sea libre para desear lo que quiera, pero para mí eso supone una huella ecológica importante por no decir una contribución más al sistema capitalista. Entrenar personas para el *deseo (deseo superficial entendido como impulso nacido de la carencia y del miedo), a mi sentir, es entrenar a personas para la ilusión y la frustración. Aunque ya el término de entrenar a alguien me pone en alerta. Acompañar a alguien en su camino es una cosa y “adiestrar personas”- así define la RAE “entrenar”- es otra bien diferente. Acompañar reconoce la autonomía y la responsabilidad de cada persona, el “entrenamiento” se fija únicamente en las capacidades que puedes desarrollar para alcanzar resultados. Enfoque que, si lo observamos de cerca, es típico del sistema patriarcal capitalista.
Otro aspecto de este “positivismo” es el de negarse a ver, leer y/o escuchar noticias “negativas”. Bien. Yo soy la primera que se harta de la negatividad PERO señalo de nuevo que negar lo negativo es el problema. Abstenerse de saber que a dos manzanas hay una mujer que está siendo maltratada no me parece que sea nada “positivo”. Lo importante en este caso es saber cómo se da la información y el objetivo de conocerla. Si vemos las noticias para hacer NADA, es preferible no verlas. Sin embargo, si somos personas responsables con nosotras mismas y con nuestra (otras) especie (s), la información nos ayudará a movernos para sembrar y crear desde el amor. Coincido con la autora en valorar esta censura “positivista” como una irresponsabilidad y falta de sentido de comunidad. Me parece necesario que haya información sobre actos bondadosos pues en el día a día se sonríe más que se llora, pero lo que más me motiva es que las personas nos movamos por conocer para actuar. Pasarme horas amargada en mi salón quejándome del gobierno me parece tan absurdo como pasarme horas visualizándome en un Audi A3 tras haber cerrado la pestaña de una noticia “negativa” que ha compartido una amiga en el Facebook. En el mundo hay pena y hay alegría y ninguna de ellas se da separada de la otra. Tomar conciencia de que somos parte de un Todo es algo más que cantar mantras (asunto que me parece sanador y maravilloso) o repetir afirmaciones en un espejo. A mi sentir, hemos de ir más allá. Llenar nuestro cuerpo de oxitocina y racionar la adrenalina nos sirve para actuar con atención y concentración, como los/las samurais. No hay un enemigo fuera. De hecho nuestro negativo no puede ser tal. Hay partes que necesitan ser aulladas, reconocidas, acogidas y liberadas. Vivimos en comunidad, somos mamíferos que para vivir en armonía necesitan de un estado armónico compartido.
¿Por qué giramos la cabeza cuando alguien nos muestra su dolor? ¿Por qué en tono de “superioridad” le insinuamos que su enfoque es “negativo” en vez de, si tan positivas estamos, darle espacio para que su negativo sea y pueda ser transformado? Es que acaso ¿el negativo ajeno nos hace darnos cuenta del que habita en nosotras y pretendemos salir corriendo con frases en el espejo y fotos lujosas?
Sí, nuestros fantasmas sólo desean ser abrazados. Pero necesitan, sobretodo, ser vistos y ser tenidos en cuenta. Negarlos los llena de dolor, porque en el fondo son esa parte de nuestra niña interior que se sintió sola, desprotegida y desdeñada. Abrazar el negativo comienza por sonreírle, pero no con una sonrisa prestada y de libro de autoayuda, sino con la sonrisa arriesgada y deshinibida con la que sonríe una anciana a la dama muerte.
Día 20: sí, ya premenstrual
Tags: 15M almadedoula Barbara Ehrenreich ciclo coherencia escritura negativo femenino palabras premenstrual reflexión revolución sonríe o muere vida video