Mi ciclo parece que comienza hoy. Digo parece porque desde el día 21 -de mi ciclo- he tenido pequeñas pérdidas en forma de coágulos. Éstos pararon al día siguiente de haber comenzado y el flujo se volvió rosáceo. La temperatura basal estaba a 37 ºC con lo que había habido ovulación y significaba que aún no era mi menstruación. Os confieso que me he puesto nerviosa. Sé el origen de estas «pérdidas». Es el estrés al que el miedo me ha sometido durante todo el ciclo. Han ocurrido situaciones de pánico propias de mi mi niñez, mis tres grandes miedos han tenido lugar en 21 días y como era de esperar, mi cuerpo lo ha hecho sangre.
Las alteraciones del ciclo nos hablan de linaje, como dice Carol Myss la sangre es familia, y no es de extrañar que cuando viajo a casa de mis padres se me adelante la regla. En este caso no he viajado a casa de ellos pero sí que el día 21-de mi ciclo- día en que tenía el seminario de Duoda -acontecimiento muy importante para mí- Tuve un sueño de gran valor simbólico en relación con mi madre y el patriarcado. En él yo resolvía abandonar mi primer apellido para ser la hija de mi madre, pues el patriarca no cesaba de amenazarla y llamarla «mala mujer». Con mucha furia la defendí de palabras y gestos muy duros y al despertarme, al salir del sueño él me gritó: ni siquiera te supo parir, se desangró entera, se desmayó como una niña. No es una mujer de verdad. Aún siento esas palabras quemándome en el pecho…la cuestión es que al despertar un coágulo salía, la sangre de aquel «desangrarse» brotaba de mí. Me sentí unida a mi madre y fui al seminario -con cierto miedo por no ser algo «normal» en mi ciclo- sintiédome poderosa, hija de mi madre y es desde ahí desde donde hablé.
Los siguientes días apenas sí tuve un leve flujo rosita -más propio de los días previos a mi menstruación- y la temperatura a 37ºC. Hoy la temperatura había bajado a 36,8ºC y había sangre. Mi menstruación ya está aquí, tras 24 días. Es la primera vez que esto me ocurre. Estoy cuidándome porque hace ciclos que voy parcheando las fases – a veces conocer mucho algo tiene la sombra de viciarlo- Por cuidar de mis mujeres, descuido a la mujer que soy. Están siendo días en los que me he pasado 16 horas trabajando sin parar, inundada de miedos a no saber llegar, a no poder correr con los gastos, a defraudar,… Más otros miedos más íntimos que prefiero guardarlos para mí.
Hoy he ido al taller de joyería y me he sentido feliz. Mi ciclo es nuevo, y lo he celebrado retorciendo el metal, dominando el metal, acariciando el metal… Hoy os escribo desde la intimidad de mi cueva, a la que me retiro. Hoy, como siempre pero de otro modo, comparto mi sentir con vosotras. Porque es necesario que sepáis que mis reglas no son «perfectas (eso no existe). Que yo también me excedo y que mi cuerpo también grita. Ahora le escucho deseando que no sea muy tarde. El lunes iré a la ginecóloga pues siento que necesito las palabras de otra para ayudarme a interpretar las voces de mi cuerpo. Toda autogestión necesita de la relación 🙂
Os abrazo.
Día 1: fase mentrual