Siempre me pasa. Viene un tema a mi mente, me lo apunto en un pedacito de post it, lo prendo de la pantalla y cuando voy a por él, aparece algo más magnífico ante mí para vestirle de letras. Ese algo magnífico es el momento presente (que aunque esté muy usado por la New Age, no tiene otro nombre que ése). Es el momento del ahora, de lo que justo está siendo, sin más pretensión que la de ser. Bien, me he sentado con un té yogui y una mantita a escribir sobre ese tema que se me ocurrió una semana atrás. Pero la realidad ha venido y se ha impuesto dulcemente, como un gatito panza arriba. He abierto un hilo de emails (el de mi grupo de escritura) y Bego (una mujer que me gusta un montón, de ésas que la miras y te dices «de mayor quiero ser como ella») ha compartido el video que líneas más abajo comparto.
Yo que venía a escribir desde mi parte más guerrera, me he desmontado. Y ya me va bien. Llevo unas cuantas semanas viviendo desde el coraje, la oscuridad y cierto grado de cinismo. Muchas veces me comporto de manera arrogante y la verdad es que no me molesta. Cierto grado de indolencia siempre me ha parecido necesario y admito que me gusta cómo le sienta a las mujeres, en concreto me gusta como me sienta a mí, me favorece (no es broma, si pudierais verlo…). La historia es que todo lo que se prolonga en exceso acaba siendo tedioso y también estúpido. Hay una fina línea entre la arrogancia creativa y la arrogancia estúpida. Yo ya estaba llegando a esta última. Confieso (sabéis lo que me gustan las confesiones) que tiendo a la arrogancia cuando estoy muy sensible y muy blandita. Necesito mi coraza sarcástica para no romperme ni dejarme romper. Bueno, que me voy por otro hilo, la cuestión es que ayer me di cuenta. Lo hice al ver mi muro de facebook. Leí la entrada de una compañera y sentí caer a pedazos mi máscara. La parte blandita salió a flote y no vi ya la necesidad de cubrirla. Cogí el móvil y le mandé un sms (suena antiguo eso de los sms, no? tanto whatsapp, tanto line…). Seguido escribí a una amiga para decirle que la quería mucho. Yo no suelo decir «te quiero» porque cuando quiero yo quiero de verdad. Me ha costado algunas relaciones pero no conseguirán bajarme del burro. Que yo quiera a alguien significa que siempre, para las luces y para las sombras, voy a estar. Día y noche. 24h. Además significa que voy a ponerme panza arriba con lo que andaré sin coraza, así que si no actúa con transparencia y honestidad como yo, me romperé. Esto es mucho pedir para alguien, así que por eso apenas si me doy permiso para amar, con lo que poco, muy poco, pronuncio las palabras mágicas. Cuando lo hago es de verdad verdadera y para siempre jamás (incluso si me rompe, seguiré ahí- esto no me gusta nada, pero es así) así que no las malgasto. He aprendido a ser amada aunque aún no esté lista para amar (es asunto de comprender que hay ritmos independientes y que el amor existe aunque no se corresponda del mismo modo, porque ¿existe el amor equitativo? Eso es un invento. Siempre amamos diferente). Pues eso (que me lío) que ayer dije que quería a alguien y me sentí feliz. Son esos arrebatos en los que sé que es cierto y que no puedo no decirlo. Desde ayer, me siento diferente. Más ligera. Las ampliaciones en el corazón siempre traen sus sorpresas.
Hoy, como ya he comentado, venía con el mismo traje de estos días pero no me ha servido. Estoy blandita por dentro y por fuera. He tenido una conversación la mar de entrañable con un policía, me he reído de verdad con una funcionaria de la policía (he ido a renovar el DNI, no penséis que he estado en el calabozo) y la dependienta borde del súper me ha respondido, por fin, al saludo. Debe ser que hoy se me huele. Se me nota en la mirada que vivo enamorada… de la vida. Motivos no me faltan, aunque hay veces que soy un tanto tontorrona y cínica, sé que el sol y la luna me miman desde allá arriba. Glòria siempre me dice que es porque atraigo lo que es igual a mí. Yo eso no lo sé. Sólo sé que desde anoche he vuelto a conectar con esa inocencia que tanto me sorprende de mí. Esa capacidad de ver lo precioso de cada cosa y en cada persona, yendo más allá de mis mil juicios. Me gusta mucho sentirme así, aunque sé que quedarse en este estado es igual de perjudicial que mantenerme en la eterna arrogancia. Todo necesita del punto justo. Como la pasta, yo quiero ir por la vida «al dente».
Y después de toooodo el rollo que os he soltado (tenía muchas ganas de contarlo y como es Mi cuarto propio…) y antes de poneos el video que me ha hecho reír y llorar mientras hipaba como una bebé, voy a dejar por escrito con nombres y apellidos el amor que siento por las siguientes personas, para que cuando esté en el de las sombras sienta que, mientras estaba en esta parte del río, dije lo que sentía con la misma intensidad con la que lo hago cuando viajo en la oscuridad.
- Alicia, te quiero una jartá. Rezo como rezaba años atrás con Alex para que cuando te vea, la realidad sea igual o mejor a la imaginación.
- Alejo, te amo con la locura de una monita feliz y enamorada.
- Tere, mamá sureña, te quiero. Mucho. Y no puedo parar de contar las horas para vernos.
- Ama y aita, me repito y además ya lo sabéis. No os echaré de menos estas navidades y tampoco en mi cumple porque vais en mí. Todo el tiempo, correteando por mis venas. Frente al reflejo del espejo.
- A mis Irusta y a mis Rodríguez, porque pase lo que pase, siempre nos vamos a querer. Sin vosotrxs, yo no sería.
- Bruna, mi cuca de llum, eres mi niña. Te amo con total intensidad y devoción.
- Ibon, nunca tendré palabras para dejar por escrito todo el amor que te profeso. Sin ti, sin ti.. no sé qué cojones podría hacer sin ti. Me las apaño viviendo lejos de ti pero sólo contigo todo está completo
- Gemma, te veo esta noche ratona. Te quiero. Has sido paciente conmigo y me has permitido llegar más tarde que tú a eso del querer.
- Juncal, contigo me aventuro y sé que va a valer la pena. Te lo digo ya, porque lo siento así: maite zaitut brujister de mis entretelas.
- Mis Núñez -Lucero- Marín, os quiero. Os siento. Os agradezco.
- Alexei, nunca te he dejado de querer. Sigues siendo mi chico dulce.
- Vanessa, te quiero. Por ser mi primera amiga y mi primera enemiga. Por quererme aún habiendo sido la niñata más insufrible del planeta. Te quiero porque te lo mereces más que nadie.
- Aquellas que me queréis sin conocer mi mala leche, mis estupideces y mis estridencias, os cubro de abrazos de osa. Gracias por respetar mi ritmo y quererme así «por las buenas». Supongo que sabéis que al final cederé y os confesaré amor eterno. Sois más listas que yo, pues sabéis que os quiero antes de que yo me dé cuenta.
- Vosotras, las que me léis, las que tenéis a bebé libro y me escribís con tanto amor, os envuelvo en besos. Sabéis que mi corazón tiene sus departamentos y resistencias, pero vais a conseguir derribar todas las barreras como sigáis así. No sé si me merezco tanto tanto amor. Sólo sé que me llenáis el cuerpo de mariposas.
[A ti, si has leído hasta aquí, te abrazo suave y te beso los párpados, como hacen las mariposas en la primavera]
Consejo de mis queridos Wonder
Día 10: caminando a la fase ovulatoria
Se nota ¿eh?