El coño: El origen del mundo

Estos días estoy en la bella Sureñä (así llamo yo a Andalucía). Son días de mimos, familia, risas, encuentros canallas y pupilas chispeantes. Estos días estaré sintiendo el calor de la familia con lo que apareceré poquito (pero ¡apareceré!). 

Hoy comparto con vosotras (y vosotros, que sé que también me leéis) unos escritos que me han maravillado en relación a la vulva. Mi homenaje de estos días es al coño, lugar de origen de todo bicho viviente. Como digo siempre «Tanto Platón, tanto Big Bang y en realidad el origen del mundo no es otro que el coño mismo» (bruto y real, como todo lo bueno).

Así que hoy, va por él!

Empezamos con un texto de Carolee Schneemann (1995) que encontré estos días en el siempre fértil muro de FB de La Carpa Roja

Escuela de Vulva

Vulva va a la escuela y descubre que ella no existe…
Vulva va a la iglesia y descubre que es obscena…
Vulva descifra a Lacan y Baudrillard y descubre que ella es sólo un signo, una significación del vacío, de la ausencia, de lo que no es masculino…
(se le entrega un lápiz para que tome nota)
Vulva decodifica la semiótica constructivista feminista y se da cuenta de que ella no tiene ningún sentir auténtico; hasta sus sensaciones eróticas han sido construidas por proyecciones patriarcales, imposiciones y condicionamientos…
Vulva lee biología y comprende que ella es una amalgama de proteínas y hormonas de oxitocina que gobiernan todos sus deseos…
Vulva estudia a Freud y se da cuenta de que tendrá que transferir sus orgasmos clitóricos a su vagina…
Vulva lee a Masters y Johnson y comprende que sus orgasmos vaginales no han sido medidos por instrumento alguno y que ella sólo va a experimentar orgasmos en el clítoris…
Vulva lee Off Our Backs y explora el tribalismo; entonces suspira por las ásperas barbas de dos días del otro género, sus manos largas y su insistente verga…
Vulva lee a Gramsci y a Marx para examinar los privilegios de su
condición cultural…
Vulva interpreta los textos del feminismo esencialista y pinta su rostro con su sangre menstrual, aullando cuando hay luna llena…
Vulva reconoce sus símbolos y nombres en los graffitis bajo los caballetes de las ferrovías: raja, tajo, enchilada, conejo, rabo, semilla, coño y tajada…
Vulva se desnuda, llena su boca y concha con pintura y brochas, y corre al Cedar Bar a medianoche para espantar los fantasmas de De Kooning, Pollack, Kline…
Vulva aprende a analizar la política preguntando: 
“¿Es esto bueno para Vulva?”







                                                                The great wall of vagina de Jamie Mc Cartney

Y terminamos con este link a un texto rotundo e imperdible de Josep Lapidario titulado «La vulva es bella: de la vagina dentata a la adoración del yoni«. Si siempre os recomiendo el libro de Mithu M. Sanyal «Vulva. El sexo invisible» no puedo quedarme callada ante este artículo escrito por un hombre que habla desde el respeto, la admiración, la ironía y una pluma literaria rica, rica (y con fundamento).


Así que ya tenéis plan para las horas «muertas» antes de sentarse a la mesa o bien para las horas de sopor entre las conversaciones interminables de vuestro padre y vuestros tíos. Además siempre podéis sacar este tema a la mesa y ver la cara que se le dibuja a la suegra. Yo esta noche lo probaré a ver, porque no sólo es necesario devolverle la voz al coño sino también devolverle la magia de lo cotidiano. Además hoy se celebra eso, ¿no? el nacimiento de un niño, el hijo de Dios, que nació ¿saben por dónde? Eso eso, por el coño!
 


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Conocerte es vivirte. Vivirte es amarte. Amarte es ser libre.

 

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