Soy una mentirosa.
Sí. A veces ocurre. Hoy ha pasado. Hoy es mi segundo día con la regla y pese a haberme levantado tarde, no he dejado de trabajar. Siempre os digo que tratéis de buscar tiempo y espacio para vosotras. Y yo aquí, trabajando, con miedo a que este Camino se borre por los huracanes que asolan los proyectos del mundo. Por miedo, no me pongo a leer mis deliciosos libros. Por miedo, no dejo de responder emails. Por miedo, no dejo de hacer cálculos. Por miedo, me estoy volviendo una estúpida maestrilla, de ésas que dicen «haz lo que digo, niña, pero no lo hagas lo que yo hago».
Por ello, os pido disculpas. Por ello, escribo para ver si bajo las palabras llego a encontrar abrigo en este compromiso que tantas veces me cuesta mantener.
Como veis no soy la perfecta menstruante. No soy algo que es imposible y alienante.
Ahora me iré a cocinar una tortilla francesa de espinacas y apagaré el ordenador. Me costará mucho, pero lo haré. Por mí primero y por todas mis compañeras. Por las que pueden y por las que no.
Tags: cuerpo de mujer hipocresía femenina la menstruación la regla menstruación mentira miedo perfecta menstruante vida