Declaración de intenciones

Quiero hacer una breve reflexión- aclaración sobre mi profesión. Ayer viendo el documental sobre la endometriosis estuve reflexionando a través del muro del facebook. Siempre trato de tomar perspectiva sobre cómo y desde dónde enfoco mi trabajo ya que, a falta de firmes referentes, una va aprendiendo al más puro ensayo- error- reflexión- evaluación. De entre cosas que me conmovieron saqué un punto de autocrítica sobre mi enfoque. Por ello deseo especificar aquí lo siguiente:

DECLARACIÓN DE INTENCIONES

Yo, Erika Irusta Rodríguez, pido perdón a toda mujer, si en algún momento por arrogancia y/o pedantería, he minimizado su dolor. Si en alguna ocasión he antepuesto la teoría a la propia experiencia- voz de una mujer, ruego pueda enmendar tal error, ni que sea con esta muestra de arrepentimiento y de afirmar que jamás volverá a repetirse.

Ayer hice repaso de estos años. Es cierto que no recuerdo haber minimizado el dolor de nadie pero temo que sea una cuestión de memoria y no de praxis. No seré yo quién señale a otrxs profesionales pero sí he de señalarme a mí y describir mi labor. Yo no soy terapeuta. Yo sé de ciertas patologías porque me he especializado para conocer y autogestionar mi cuerpo pero no soy profesional de la salud. Ni ginecóloga ni psicóloga. De formación y práctica soy pedagoga (especialista en educación), doula y magistra en estudios feministas. No soy una mujer que crea que los títulos hablan por ella pero sí que creo que la enseñanza elegida, recibida, cuestionada y trabajada hacen una parte de mí y de lo que comparto con vosotras. En los talleres facilito espacios para la generación de conocimientos en torno al ciclo menstrual, sexualidad y relaciones entre mujeres. Mi trabajo se fundamenta en el cuestionamiento activo y la investigación constante. No genero teoría uniforme sino que busco el modo de aprehender y compartir desde la incertidumbre propia de la vida, de un modo ágil, fresco y comprometido. Que de las más de 500 mujeres que han venido a los talleres, más de 10 o más de 50, hayan cambiado su relación con su ciclo y sus dolores hayan remitido, no me confiere el poder de «sanar tu menstruación». Nunca he sanado a nadie ni pretendo hacerlo. Yo propongo espacios para autoconocernos, cada una en su propia diferencia. Facilito herramientas para que cada mujer sepa un poquito más de sí misma y trato de inocular el gusanillo por la investigación, crítica y autonomía. Me alejo de toda advenediza que manifiesta que puede sanar menstruaciones dolorosas o expulsar al patriarcado del cuerpo de una mujer. Nadie, nunca, puede sanar a nadie de nada. Cada mujer lleva a cabo su propio proceso en su propio cuerpo y quien estamos a su lado hemos de estar de manera respetuosa, como aprendices, descubriendo que ella es única y no es comparable con las teorías que nos hemos montado.

Creo fervientemente en la Verdad. Por desgracia sé que no existe. Por ello siempre me muevo y cambio de sitio y enfoque. Cuando me siento cómoda en mis teorías, salgo corriendo pues comienzan a ser  falsas. Afirmar que se tiene la solución es estar en el centro del problema con las manos y los ojos vendados. Mi trabajo no es cómodo, pero por eso no trabajo de 8 a 5 en una oficina como ya hice. De mi labor se destila pasión y una angustia mortal por saber si estoy aportando conocimiento válido y útil. Lo que más me duele es equivocarme. Aún he de trabajar en esto. Yo acompaño desde el reconocimiento de mi propia ignorancia. Soy experta en ciclo menstrual porque cada día me cuestiono, busco las respuestas a las innumerables preguntas que me asaltan y escucho atenta a las mujeres que me rodean. Busco la honestidad y aunque hay meses en los que me cuesta el precario e inestable sueldo, me esfuerzo por dar lo mejor que sé. Reniego de cualquier aire de opulencia de maestrilla o gurú. Desapruebo el movimiento esotérico en torno al cuerpo femenino. No me siento cómoda en el comercio de lo alternativo y «mágico». Reconozco mis orígenes y muestro mi aprendizaje. No quiero confundir a ninguna mujer. No quiero, de manera consciente o inconsciente, lucrarme y menos de la vulnerabilidad que traemos, como mujeres, a cuestas. Respeto lo hecho desde el amor y me atrevo a abrir una brecha para la crítica común.

Creo en la educación como llave para abrir puertas. Mi dedicación se enfoca a cuestionar y derribar muros culturales, así como a facilitar materiales para construir lo que cada una deseemos construir. No estoy en contra de la investigación científica sino a su lado, cooperando en todo lo que pueda /sepa, eso sí siempre desde un enfoque feminista. No soy parte del movimiento de la Nueva Era, la cual califico de patriarcal, ignorante y prepotente. Tengo mi propia mística y respeto la mística de cada mujer. Pero como dice Teresa Forcades, Mística y Ciencia tienen espacios diferentes y así ha de ser. Cada una estudia desde un enfoque diferente y se enriquecen, pero la mezcla tiende a generar situaciones alienantes. El movimiento se demuestra andando y es así como yo asumo mi labor: caminando. Yendo más allá de mis miedos, mostrando mi vulnerabilidad y creando entornos de nuevas posibilidades en relación con vosotras.

Este es mi trabajo y cuando deje de apasionarme y comience a acomodarme os prometo que lo dejaré. Por vosotras y por mí. Porque esta vida es demasiado importante como para malgastarla estafando(me).

Prometido y escrito el 18 de marzo de 2013

Si alguna curiosa quiere ver mi curriculum que haga clic aquí

 

 

Día 21: fase premenstrual

Pic: Ésta soy yo dando la cara (de Ismael Llopis)

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Conocerte es vivirte. Vivirte es amarte. Amarte es ser libre.

 

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