Esta mañana no me he dejado de lado. Esta mañana con mis legañas y mis pasos de pata mareada me he puesto caminito al gimnasio. En la entrada del lunes ya os hablé de que la actividad física me está haciendo más bien que mal. Y eso que desde pequeña he pensado que correr (ponga aquí cualquier disciplina deportiva) es de cobardes. Alterno visitas al gimnasio con escapadas por el bosque en las que corro y corro cual gacela (esto ocurre, seguramente, en mi imaginación, ya que es posbile que mis zancadas sean más de rinoceronte baby) Bueno, pues eso, que muevo el esqueleto porque sino los bichejos mentales (pensamientos y fantasías varias) me comen por las patitas. La historia, claro está, es que siendo cíclica mi cuerpo-mente no siempre reacciona igual ante el deporte.
Como ya sabéis las de la 1º edición de las sesiones on line, la reina del mambo, a nivel deportivo, la Mel C de nuestro ciclo menstrual es la fase preovulatoria. Esta fase (sobre el día 7 del ciclo hasta el 13 apróx.) los estrógenos corretean, alegres, por nuestras venas. Nos sentimos súper poderosas y con una energía y vitalidad que pareciera que el mundo encoge y nosotras nos hacemos gigantes ¡Tenemos el poder de Hulka! Aquí nuestro cuerpo pide marcha, actividad, movimiento, sacarse el polvo. Con lo que la actividad física se convierte en un deseo, a veces, en una necesidad. Pero claro, nuestra querida Hulka no dura todo el ciclo. Con lo que corremos el peligro de decir: ¡bah, como Hulka se va mejor me quedo quietecita, esperando a que vuelva el ciclo que viene!. Pues ¡mal! y digo mal sabiendo lo que digo porque me he pasado más de 1 año con esta dinámica. Aprovechaba la energía de la Indomable (así llamo yo a la fase preovulatoria) para meterme mucha caña y después iba soltando hasta que me quedaba sin hacer nada. Esto ha traído consigo lesiones, bajonazos, frustración y aumento de talla (esto no es problema si para ti aumentar de talla está guay, para mí, que tengo problemas sin resolver con esto, es una caca).
Con el tiempo he ido cambiando la rutina y practicando lo que tantas veces he aconsejado (consejos vendo que para mí no tengo, decía la abuela) intercalar diferentes actividades fisicas con distintas intensidades a lo largo del ciclo menstrual. Esto significa que:
- En la fase preovulatoria (del 7º- 13º día del ciclo) salgo a correr largas distancias a ritmo intenso. En la sala de fitness, pongo el maximo peso posible para mí y hago 3 series de 10 repeticiones.
- En la fase ovulatoria (del 14º- 21º día del ciclo) salgo a correr distancias más cortas, con un ritmo intenso y lo compagino con 30 minutillos de baile en casa con la música a todo volumen (a la Poderosa Afrodita le flipa contonear las caderas). En la sala de fitness: bajo 5 kilos del maximo peso posible para mí y hago 3 series de 16 repeticiones.
- En la fase premenstrual (del 22º- 28º día del ciclo) salgo a correr distancias largas bajando el ritmo a mitad de la carrera y alternando con paradas y paseos. Aquí el contacto con la naturaleza comienza a ser indispensable, con lo que me voy al bosque para respirar aire puro y oxigenar mis pensamientos. También incluyo patadas y puñetazos a un saco para sacar la mala leche acumulada además relajantes baños en la piscina. En los primeros días de la fase sigo en la sala de fitness: bajo 10 kilos del maximo peso posible para mí y hago 3 series de 20 repeticiones.
- En la fase menstrual (del 1º- 6º día del ciclo) los primeros días, descanso. Y después, me doy baños suaves en la piscina y paseo por el bosque. En estos paseos, llegando ya a la fase preovulatoria, incluyo el trote ligero.
Además a estas rutinas para mis 4 mujeres les (me) pongo musiquita diferente y variada porque a cada una le gusta algo diferente. Para muestra tenéis esta lista creada solo para vosotras, las deportistas Rubís (va de mas cañera a más suavecita, siguiendo el contoneo de nuestras fases).
Por supuesto ésta es mi rutina personal. Yo no tengo los conocimientos que puede tener una profesional del deporte pero sí que sé que los cambios hormonales necesitan tenerse en cuenta pues la mayoría de las dinámicas propuestas, de manera general, nos obligan a funcionar de manera lineal, con lo que acabamos detestando el deporte por sentirnos falibles, inconstantes y torpes. Es cierto que, al principio, no crees que vaya a funcionar. Cuando comienzas a rebajar el ritmo los pensamientos de «soy una vaga, no tengo arreglo» y demás historias aparecen sin cesar. No es fácil aceptar que nuestro cuerpo cambia de un día a otro cuando hemos aprehendido justo lo opuesto. Moviendo mi esqueleto estoy aprendiendo más de mí y de mi ciclo que en todos estos años. El cuerpo señala los límites a la vez que es el único capaz de ampliarlos. Cuando me he obcecado en levantar mancuernas de 10 kilos el dia 22 de mi ciclo, mi cuerpo me ha dicho: ¡Erika, fuck off! y he tenido que parar. Yo, como siempre me pasa, he tenido que comprobar que la teoría era real en mí y sin duda en el deporte la ciclicidad hormonal es más que evidente.
Por cierto otro de los beneficios de deporte es que el subidón de endorfinas es tal que las posibles tensiones de la fase premenstrual se aligeran, pues muchas de ellas vienen por no pasar a la acción, así como por no tener espacios donde la oxitocina y las endorfinas tengan lugar. Además moverme, levantar peso, ocupar mi espacio en el gimansio de machotes está cambiando mi autoimagen. Estoy aprendiendo a valorar el espacio que ocupa mi cuerpo, es decir yo, a saber que esta maquina de piel y hueso está hecha a mi medida y que funciona de fenómenos. Me siento más segura al caminar de noche sola porque siento que tengo fuerza y porque sé cómo moverme si algo pasara. Sí, sin duda a mis 4 mujeres les está encantando esto de hacerse movimiento en este cuerpo que mi madre cocinó con tanto esmero.
Día 18: fase ovulatoria
Pic de Natalia Uryniuk
Notas:
1.Como sabéis el ciclo menstrual no acostumbra a ser de 28 días clavados, pero para la explicación genérica me es más sencillo contároslo así.
2. El dinero no es excusa para no hacer deporte. Salir a correr por tu ciudad es el deporte más asequible junto a bailar. Puedes quedar con tus amigas e ir a correr o hacer yoga o ejercicios de fitness en casa. Hacer deporte te ayuda aligerar el agobio causado por situaciones de estrés como estar en el paro además de que cuando estas en movimiento tu cerebro se desconecta de los problemas y cuando vuelves a ellos, tienes una visión renovada y más creativa.