Respetar y atender al cuerpo no es tarea sencilla. Espero no haberos dado la idea contraria ni habéroslo pintado de tonos pastel porque ser cíclica, en una cultura tan lineal y con aspiraciones de crecimiento continuo, puede llegar a ser una tortura. Yo soy de las que, a fuerza de topetazos, he diseñado mi propia idea (espero que no se enquiste y se transforme en creencia) sobre cómo puedo vivir, con todas mis fases en este lineal mundo y no morir en el intento (e incluso gozarme y pasármelo bien). Aunque os confieso que hay días en los que siento que se trata de morir o de matar. Estos días clave son los dos días antes de mi menstruación. En términos generales (en el artículo del lunes creo que dejé claro que cada una de nosotras tiene sus propias normas) entre el último y el penúltimo día del ciclo nuestros estrógenos, que ya han ido bajando desde la ovulación, y nuestra progesterona alcanzan sus niveles más bajos (cuando la progesterona alcanza el nivel más bajo, nuestro útero comienza a expulsar el endometrio) con lo que nuestro cerebro se queda en pelotas. Esto significa que estamos totalmente permeables al entorno y que nuestras capacidades de gestionar el estrés disminuyen, con lo que todo lo que percibimos llega a nosotras sin ningún filtro. Es evidente que nuestro nivel de sensibilidad es extraordinario, siendo capaces de oler, ver y sentir como nunca antes. Su contrapartida es que contamos con pocas habilidades aprehendidas para aceptar, cuidar y desplegar estas capacidades. Digamos que tenemos un increíble superpoder pero que nos abruma por no saber cómo utilizarlo y también, porque no es socialmente valorado ni comprendido.
Cuando alcanzamos tal nivel de extrasensibilidad lo bello, es terriblemente bello y lo feo es una alta concentración de veneno. Vivirse así, entre 2 y 4 días al mes, puede llegar a ser un calvario. Nadie nos explica porqué nos ocurre esto y mucho menos nadie nos felicita por ser capaces de percibir con tanta pulcritud, con tanto atino, con tanta pasión. Quizás esto sí se haya destacado en determinados poetas (no digo poetisas) y dramaturgos (tampoco digo dramaturgas) pero en una «corriente y moliente» mujer, no ¿Para qué? Estos atributos de mujer cíclica, a nivel social, tienen una nefasta acogida. Por culpa de nuestras hormonas somos seres poco fiables, temerosamente volátiles. Nadie señala el sentido de tamaña lucidez. Pero es que es complicado, mucho, darle la vuelta a esto.Yo trabajo para procurar que esto ocurra pero, a veces, como esta madrugada, me rompo.
Me rompo porque trabajo en condiciones de autónoma en este país (que ser autónoma en UK es bien diferente) y por mucho que una trabaje en sacudirse la cultura que atenaza y mutila los cuerpos cíclicos, sigue siendo hija de sus fantasmas. No deseo llevaros a error, descansar totalmente y tomar tiempo para una, es duro y genera angustia. Tanto si una trabaja por cuenta ajena o por sí misma, como si emprende o aprende o tanto si está ocupada trabajando en la búsqueda de un empleo o al cuidado del hogar y/o de la familia, el descanso no es algo sencillo. Podría parecerlo a priori, pero sabemos que no es así. Nos es más fácil leernos un libro sobre cómo descansar que tumbarnos en el sofá y mirar al techo.
Además en estos 2 días yo no quiero descansar. En realidad me ocurre que no sé qué carajo quiero. No es tan fácil como hago A o B. Tengo graves problemas en la toma de decisiones (es común en mí) pero en estos días se hace todo más duro, porque mi mente está en un estado diferente al de mi cuerpo. Aquí me doy cuenta del nivel de neurosis (no sé bien si es neurosis la palabra exacta, mis disculpas a lxs profesionalxs) en el que una cree realmente ser más allá de su cuerpo y piensa que su cuerpo es una lacra, un objeto tontorrón que no le sigue y que además le quiere gastar la puñeta. En realidad sé que mi cuerpo y mi mente son indisociables pero, de poco, sirve la teoría cuando una está en tal nivel de estrés y lo primero que aparece es lo aprehendido en esta cultura del cuerpo-malvado y la mente-divina. (Por cierto, cuando me he dado el espacio suficiente y los cuidados pertinentes el tránsito a la menstruación es más suave, ya que no he generado situaciones de estrés que interfieran en mi flujo hormonal).
Y es que ocurre que el estrés, con sus hormonas adrenalina y cortisol, hace que todo sea más complicado y que se llegue a estados de ansiedad como el que he vivido hoy a las 5 de la mañana. Hacía mucho que no vivía una situación tan límite, pero es que la vuelta de vacaciones está siendo intensa. Y esto, siempre, se paga. ¡Ojo! que este pago, a estas horas, lo veo como un regalo (quizás sea algo masoquista) porque he reconocido mis límites y me he replanteado mis prioridades, así que ¡genial!.
De este cambio de enfoque, tras una importante crisis, nacen estos tips de hoy para aprender a manejar nuestro superpoder de extrasensibles y archilúcidas
1. Date tiempo y acepta que es complicado.
Casi nada de nuestro entorno favorece, el dulce y armónico, desarrollo de nuestro superpoder. Más bien lo anula y reprime, con lo que el nivel de estrés aumenta y con éste la angustia está garantizada. Por ello, paso a paso, cual tortuga.
2. Ten un plan base
Si te cuesta tomar decisiones, en estos días es posible que se haga más duro. Si tienes un plan sobre tus prioridades te será más sencillo. Procura que sea una lista cortita (entre 3 y 5 tips). Este plan lo elaboras en la fase ovulatoria (en la preovulatoria no, porque estarás muy marcial) y anotas, por ejemplo:
. Tomar 1 hora del día para pasear por el parque y sentarme en un banco.
. Evitar la cafeína. Quizás un café al día, pero no más.
. Tratar de no leer emails de trabajo en el móvil.
3. Estáte preparada para tumbar el plan base
Sí, puede ocurrir (ocurrirá). Quizás te has propuesto 10 cosas que hacer/no-hacer en estos días pero por x motivos puede que no lo cumplas y que por ello tu frustración aumente y con ello tu estrés. Así que prepárte para aceptar que pasará y que por ello, ni eres estúpida, ni falible, ni nada de lo que tu ansiedad te cuente.
4. Ten a mano chocolate
Algo tan sencillo y placentero como eso. Cuanto más puro sea el cacao, tanto mejor. Tómatelo tranquila. Para 10 minutitos para degustarlo. El cacao proporciona buenas cantidades de endorfinas. Éstas nos ayudan a sentirnos más calmadas
5. Date espacio
Vas a gritar y patalear, pero tiene sentido. Por favor, no pienses que tu rabia es absurda e inútil pues la rabia es uno de nuestros motores de cambio más potentes. Si aúllas de dolor es por algo. Y este algo es un algo muy concreto. Permítete gritar y llorar. Cuanto más te reprimas más daño te harás.
6. Ponte fáciles las cosas
Aquello que te haga daño, evítalo. No necesitas explciarte ni dar justificaciones. En estos días necesitas estar lo más tranquila posible con lo que va a ver gente que te sobre. Por el contrario, van a haber personas (serán poquitas) que necesites cerca. Déjate mimar, pide ayuda siempre que necesites. Seguro que eres genial ayudando y cuidando, así que permite que lxs demás tabién lo hagan contigo.
7. Busca algo/alguien que te enternezca o que te haga partirte de risa
Cuando noto que voy a explotar, miro a Lola (mi bulldof francés). Le rasco la barriguita y me tumbo a su lado. A veces busco videos de gatitos (me chiflan) en internet o «estrujo» a mi propio gato. La ternura y la risa sube las endorfinas y la oxitocina, con lo que sacamos a la adrenalina y al cortisol de nuestro cuerpo serrano. Son los mejores exorcistas que hay para la angustia, ¡ni el Padre Carras!
8. Perfúmate con tu olor favorito
Algo tan sencillo. Yo me unto entera de aceite esencial de mandarina. Nuestros sentidos están hiperexpuestos con lo que garantizar inputs que nos reconforten es clave.
9. Exprésate
Hoy necesitaba escribir esto. Quizás debería estar tumbada pero eso no es lo que deseo ahora. Necesitaba venir aquí y expresarme, compartir con vosotras lo que se cuece en mí y crear. Escucha música que te inspire y baila sobre las teclas. Comparte tus emociones, déjalas salir para que puedan brotar. La sensibilidad a flor de piel es el alimento del arte. Dale rienda suelta.
10. Manda estos consejos a la mierda
Como lees. Sigue aquello que sientas te puede servir pero siempre tú eres la que decides. Además obligarnos a hacer algo aumenta nuestro estrés así que, cero expectativas y cero mandatos.
Yo siempre me recuerdo que nada es permanente. Esta sensación pasa. Nuestra sesibilidad va cambiando. No pasa nada si no eres «la perfecta sensible». No siempre te va a gustar estar tan sensible, no siempre te va a venir bien porque tienes tal o cual cosa que hacer. La historia es que hay días en los que nos sentimos así, desnudas ante el mundo, y vemos, olemos y tragamos sus aristas, sus injusticias y también nuestras frustraciones, nuestros deseos rotos. Es algo más, una parte de este camino. Puede que no sea la más divertida, sin duda es de las más duras pero la realidad es que tú eres capaz de salir victoriosa de esta noche oscura del alma. Cuando una es capaz de habitar su Inframundo ya no es una cautiva de sus fantasmas, es la reina de éstos. Brindo por nosotras, las reinas de la noche.
(No os hacéis una idea de lo plena que me siento ahora. He sufrido un montón apenas hace unas horas, pero ahora que me he rendido a la evidencia de mi cuerpo, veo que tiene sentido. Aunque a veces no entienda. Aunque a veces lo vea con tanta claridad que me nublo entera, sé que tanto dolor ha mercido la pena. Sí, el dolor, a veces, está para atravesarlo y darle la vuelta.)
Día 25: se acerca mi menstruación
Pic: en Designspiration