La fase premenstrual no ha de doler

La irritabilidad profunda, las migrañas incensantes, los dolores lumbares, la intensa ansiedad por los dulces, no son rasgos propios de la fase premenstrual. Son síntoma de que algo necesita ser revisado y cambiado. La rabia, tan común en los días previos a la menstruación, puede señalar un desequilibrio hormonal. Esta rabia se produce, generalmente, por situaciones de estrés a lo largo del ciclo menstrual y mantenidas en el tiempo. Como señala la endocrinóloga Carme Valls- Llobet:

La menstruación refleja la armonía de la diferencia y se manifiesta de forma equilibrada si el entorno es también armónico. De hecho las condiciones de vida y trabajo influyen de modo directo en dicha armonía y en sus trastornos posteriores.

La situación de las mujeres en nuestra cultura (la única que conozco en primera persona) es una situación realmente estresante. No me canso de repetir que vivir en una sociedad en la que nos sentimos ajenas y en la que tenemos que compartir y demostrar constantemente nuestro valor (entre tantas otras situaciones) es el caldo de cultivo perfecto para padecer importantes desequilibrios menstruales y patologías, como endometriosis, miomas, SOP, dismenorrea, etc. El estrés físico- mental deja su huella a nivel hormonal y es éste desnivel en las hormonas lo que provoca la angustia y la rabia (entre otros rasgos físicos) antes de la menstruación. 

Eso sí, la rabia es necesaria. El sentimiento de ira señala que hay algo que no nos funciona y que hemos de cambiarlo. A nivel hormonal, antes las situaciones de estrés, los niveles de estrógenos se mantienen altos después de la ovulación (deberían ir bajando) y los niveles de progestágenos se quedan en niveles inferiores (deberían estar altos para después mantenerse y descender antes de la menstruación). La progesterona, como siempre os cuento, es la hormona que nos deja en un estado de sedación y calma confortable. Lo que ocurre es que esta hormona no se respeta en un entorno en el que el descanso, el relax y el ritmo suave se deja para los 15 días de agosto. Muchas huimos del estado en el que nos deja la progesterona porque no se corresponde con las demandas sociales. Si estamos más lentas y suaves nos tomamos 20 cafés y listo. Esto aumenta el estrés y con él los niveles de estrógenos, que son las hormonas que nos dan locuacidad, chispa, atractivo, resolución. Sí, estamos enganchadas a los estrógenos. La sociedad, de hecho, por contaminación ambiental está hiperestrógenada (cosméticos, pescado, carne de animales hormonados, entre otros) . El hiperestrogenismo tiene como consecuencia (cito a la Dra. Carme Valls- Llobet):

la presencia de quistes en las mamas, o mama fibroquística con a veces dolores intensos premenstruales y tensión mamaria, y posteriormente el incremento de miomas uterinos.

Además de retención de líquidos, sueño ligero, hipotiroidismo, fatiga (cito a Xevi Verdaguer).

Lo que aquí estoy señalando es que todo input externo tiene una respuesta interna. El ciclo menstrual es un balance hormonal ajustado como un reloj suizo. El comportamiento influye en nuestras hormonas y nuestras hormonas en el comportamiento. Un modo de vida en el que todo es corriendo, subiendo y bajando, respondiendo ante todo y todxs, sin tiempo ni espacio en los que dedicarse a caminar, contemplar, hacer punto, pintar, tocar la armónica, saltar en la cama, lo que sea que nos induzca a bajar el ritmo y a deleitarnos, tiene como consecuencia un desequilibrio hormonal que, en el mejor de los casos, provoca situaciones de congoja 5 días al mes. 

Yo no suelo llamar a este estado síndrome premenstrual porque considero que la etiqueta nos ha alejado de la realidad que encierra. De hecho un ligero incremento de la ansiedad entre los días 16 y 23 del ciclo, y un incremento de irritabilidad, tensión nerviosa y hostilidad los 5 días antes de la menstruación (cito a la Dra. Valls- Llobet) son rasgos que entran dentro de la normalidad de la fase. Pero en torno al ciclo menstrual y su «normalidad» poco se sabe. De hecho la normalidad es una media no es una meta a aspirar. El ciclo menstrual es aún un importante desconocido. Si no es estudiado desde las alteraciones anómalas apenas sí se estudia. Que el hinchazón de los pechos y la hipersensibilidad de éstos son muestras de que algo ocurre y necesita ser atendido es un avance, pues durante tiempo se ha creído que esto era algo normal. Que nuestro cuerpo (nosotras) suframos durante 2 o incluso 15 días al mes es síntoma de que hormonalmente (y también a otros niveles) hay un desajuste. En no pocas ocasiones la rabia ante lo vivido, ante las situaciones constantes de estrés es lo que señala que el cambio de hábitos (nutrición, relaciones personales y laborales, sueño, actividad física, etc.) ha de ser inminente. Por esto es importante que acojamos este estado en la fase premenstrual que es cuando ocurre y no lo apartemos con una etiqueta. Es el lado oscuro de esta fase creativa, calmada, sensible, introspectiva e íntima. Es la consecuencia de situaciones que hemos ido aceptando, permitiendo o tragando y que necesitan ser revisadas desde comienzo del ciclo hasta su final. 

Si sentimos que el mundo se abre bajo nuestros pies y no podemos pegar ojo en una semana, si nuestro cuerpo se hincha hasta alcanzar 2 kilos de más en 5 días, hemos de tomar nota y frenar en seco. Tomarnos en serio y comprender que al ritmo que vamos, nos romperemos. Somos cíclicas, los cambios hormonales no son un cuento chino, pero para saber en qué situación nos encontramos hemos de conocer cómo funciona nuestro cuerpo con nombre y apellidos. Sinceramente creo que es complicado vivir una fase premenstrual plácida y dulce si una vive bajo las demandas socio-laborales de este sistema, y bajo nuestro enfoque negativo fruto de todos los prejuicios interiorizados sobre nuestra ciclicidad. Lo que sí que es fácil es vivir a disgusto, dopadas y enfermas por mantener estas formas sociales que nos van mermando. 

Los dolores y sufrimiento en cualquier fase del ciclo señalan algo valioso que necesita ser atendido. Nada en los cuerpos femeninos está diseñado para vivir bajo la enfermedad. Una revisión hormonal a manos de unx profesional en endocrinología que comprenda la situación real de las mujeres es una llave maestra para todas aquellas que padecen una agonía días antes de la menstruación. 

De nuevo, las hormonas y el autoconocimiento son la clave 😉

Nota: las citas de este artículo pertenecen a este artículo de la Dra. Carme Valls- Llobet para la revista Duoda

Día 11: fase preovulatoria

Pic Alice Hj

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