Es de ley. Es de ley contaros que ya estoy saliendo de mi pozo particular. Paso a paso y con mimo, mucho mimo. Sí, no os voy a negar que el chute de estrógeneos de mi fase preovulatoria ayuda pero este «subidón» sólo ha sido posible porque he frenado. He puesto el freno de mano (no sé conducir pero creo que la barrita está que está cerca de la palanca de cambios es la que sirve para frenar en seco ¿no?) y he cambiado mi rumbo. Estos meses he ido viviendo como podía. El dolor no acogido se enquista y poco a poco se va haciendo más grande. Es como una mancha de petróleo que se extiende hasta que te cubre los párpados, se cuela por tu garganta y ya no eres más que una gaviota moribunda. Mis hábitos de vida se han basado en trabajar. Este proyecto es lo más preciado que he creado jamás y me ha servido para no hundirme en la desolación de un duelo que, ahora, es más … más manejable. Tanto trabajo me ha dejado sin perspectiva de vida. Trabajar, salir con lxs amigxs y soltar presión y romperme. Nada que no os haya contado en el post anterior. Bueno, pues hoy 20 de noviembre os confirmo que estoy subiendo pasito a pasito hacia la salida de mi pozo.
Por vez primera en toooooda mi existencia me he dejado mimar y ayudar, además de que he alterado mis prioridades. Ahora mi trabajo no es lo primero. Yo ya puedo ponerme la primera de mi lista porque ya no se me rompe el pecho si estoy parada. Antes, si paraba, sentía una espada gigante y congelada deslizarse entre mis clavículas. La ausencia y el recuerdo me hacían picadillo. Ahora ya puedo estar quietecita y no temblar. Además he decidido cambiar mis hábitos porque éstos olían a rancio. De entre ellos he comenzado con una nueva alimentación, rutina deportiva y descanso. No se trata de una dieta. No sé si os he contado alguna vez lo que odio las dietas y lo que simbólicamente representan para las mujeres, El asunto es que tras haberlo esuchado durante tiempo, Alex y yo hemos empezado a comer y vivirnos de acuerdo a la Nutrición Ancestral y modo de vida Paleolítico (que no, que no la voy a llamar dieta Paleo). Por el momento estamos muy muy felices. Al menos yo estoy que me salgo del pellejo. Me siento más activa, menos hinchada, más descansada. La nutrición se basa en alimentos como verdura, carne ecológica, pescado salvaje, marisco salvaje, semillas, raíces, fruta y frutos secos. Fuera cereales, glúten, lácteos, azúcares, levaduras y alcohol. Estos últimos llevan haciéndome daño desde tiempos inmemoriales y por fin he decidido sacarlos fuera (bye bye cándidas). Pero no sólo es lo que comemos sino cómo lo comemos. Se trata de comer aquellos alimentos para los que nuestros genes están preparados. Con la llegada de la agricultura introdujimos tremendos cambios que alteraron y siguen alterando nuestra salud (desde la ingesta de lácteos en la edad adulta al sedentarismo pasando por la monogamia hasta el sistema patriarcal, la agricultura se perfila como la mayor revolución que nos dejó jugando en un rincón oscuro en mitad del bosque). Alimentos y hábitos que nuestro cuerpo rechaza y con los que nuestro cuerpo enferma (podéis curiosear en este blog).
Pero bueno, os cuento que este cambio lo he decidido de acuerdo a cómo entiendo ahora el mundo. Fui vegetariana durante 3 años y entonces fui feliz. Con lo que ahora es otro momento. No se trata de ser dogmática ni ortodoxa. El asunto es que junto a esta nutirción va una actividad física más acorde con mi cuerpo (paleotraining) y hábitos tales como dormir lo que me pida el cuerpo, tomar el solecito y mimar muuucho mucho a mi familia y amigxs. Por supuesto que mis 4 mujeres están probando ahora la vida Paleo. Resulta que hay decenas de cosas que me hacen click con esta manera de funcionar, pues mi cuerpo cíclico ya iba demandando cuidados como los que ahora le procuro. Eso sí, prometo investigar sobre la vida Paleo y nuestras 4 mujeres porque ya voy sacando hilos útiles y curiosos.
Por ahora deseaba contaros esto. Que estoy mejor. Voy lenta pero es porque voy a llegar lejos y por eso necesito seguir un paso tras otro. Hoy me descubrí espontánea y juguetona como una pequeñaja y esto es síntoma de que mi «muchedad» ha vuelto. Sigo en mi cuevita creando y volando fuera para terminar mi gira de talleres presenciales. Me siento más real y la herida comienza a mostrar la piel más dura y tirante, señal de que ya está curando. Eso sí, prometo no precipitarme 😉
NOTA: Espero crear contenido ses(x)udo para este blog en unos días. Aún me queda tiempo de hibernación peeeero¡ volveré!
Día 10: fase preovulatoria
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