Y si no soy madre ¿dejo de ser mujer?

 

Relacionar el término mujer con la reproducción, da miedito. Es muy peligroso. Y aunque dicho así parece que no lo hacemos, en realidad, en el día a día, lo hacemos. Es de esas cosas que por falta de revisión de nuestras creencias culturales, caemos en ello. A ninguna se le ocurriría pensar que yo no soy una mujer por no ser madre o que una mujer sin ovarios no fuera mujer por haber tenido que vivir sin ellos. Pero, de nuevo, por otros frentes, demostramos que unimos el concepto mujer a la posibilidad reproductiva. Mientras que un hombre sigue siendo tal independientemente de donde ponga sus testículos o hacia donde apunte su esperma. Así dicho, es posible que no nos demos cuenta de en dónde la cagamos (sí, es que es una cagada común y popular) pero por ejemplo:

 

Cuando una adolescente tiene su primera menstruación, a nuestra cabeza viene la idea de «mujertez». Se ha hecho una mujer o eso es lo que nos dijeron que éramos cuando nos ocurrió a nosotras. Como dije en esta entrada, menstruar no nos hace mujeres, ni siquiera a las adolescentes. El ciclo hormonal de la ovulación- menstruación se ha definido según los patrones reproductivos. De hecho nuestro cuerpo entero: nuestro coño, nuestras tetas, nuestro útero, nuestros ovarios se nombran como órganos reproductores. Biológicamente tienen esta función entre tantas otras. Entre tantas otras. Pues lo mismo ocurre con el ciclo menstrual. Tenerlo no es condición de ser mujer (¿Acaso las mujeres en la menopausia no son mujeres?) ni tiene como única función la reproducción. Lo sé, este enfoque es diferente a lo que nos contaron pero es fundamental que podamos diseccionarlo y ver a través de él, porque con el ciclo menstrual ocurren dos cosas muy importantes: una de carácter biológico y otro de carácter simbólico.

 

1. El cuerpo femenino es el único con capacidad de ser dos. Nuestro cuerpo está diseñado y programado para reproducirnos. Esto nos puede gustar más o menos. Pero a la naturaleza le da igual que nos guste o disguste. Sí, el ciclo hormonal de la ovulación-menstruación señala que nuestro cuerpo se está preparando para reproducirse. Pero no sólo esto. El ciclo menstrual, en la mujer actual, puede estar presente en los 30-35 años que puede durar esta etapa. Porque a día de hoy muchas elegimos no ser madres biológicas. Esto nos deja un espacio para reinterpretar el ciclo menstrual porque en nosotras (y en las demás que son o quieren ser madres) éste tiene otras funciones más allá de las reproductivas. Funciones que hemos de diferenciar, interpretar y reconocer porque nadie lo ha hecho aún. 

 

2. Simbólicamente, esto es: por definición de la cultura patriarcal (que es la que hemos aprehendido y heredado), la mujer, como categoría, ha estado ligada a la maternidad. En muchas culturas de las que admiramos su buena disposición hacia el ciclo menstrual (culturas andinas, por ejemplo) la mujer y la Tierra están unidas a la vida, a ser dadoras de vida. Con lo que una mujer es tal porque es madre. En estas culturas, si una no es madre no es una mujer. Por ello cuando una niña menstrúa se le da la bienvenida al mundo de las mujeres, que no es otro mundo que el de la (potencial) maternidad. Nadie se cuestiona qué ocurre con las mujeres que no pueden ser madres o que no desean ser madres (no sé si alguna mujer en estas culturas se cuestiona la maternidad de este modo pues es el valor definitorio, por cultura, de ser mujer, con lo que es posible que no se cuestione como lo hago yo desde mi posición occidental. Pero entiendo que alguna mujer, por aquellos tiempos en los que esto también era incuestionable en mi cultura, se lo cuestionó y por ello yo lo hago ahora. Con lo que, seguro que hay mujeres allá con esto rondando por su cuerpo).

 

Leyendo el artículo sobre la esterilización forzosa en Perú de la Revista píKara, una bombilla se encendió en mí y me puse a pensar en lo que estoy escribiendo ahora. En él hablaba de cómo las mujeres de cultura andina que habían sido forzadas a esterilizarse por el gobierno de Fujimori, vivían situaciones de depresión muy graves. No sólo por el increíble trauma que significa ser usurpada de toda decisión sobre tu propio cuerpo, sino también por cuestiones propias de su cultura: pues una mujer sólo es tal por su capacidad para generar vida humana. Idea que no está nada lejos de la nuestra. Aunque la nuestra yace en nuestro inconsciente colectivo. Por ello muchas mujeres nos hemos sentido «menos mujer» por no ser madres. Sí, seguimos uniendo nuestra anatomía y fisiología a la maternidad. Y no, no es de locas, que es cierto que estamos diseñadas para reproducirnos pero los hombres no llevan este peso, pese a estar diseñados ambos para poblar el planeta.

 

Hace poquito una lectora de este blog compartió conmigo un artículo suyo sobre los risesgos de no ser una madre antes de los 30 años. En el que muestra diferentes estudios científicos que relacionan distintos tipos de cáncer femeninos con la no maternidad o la maternidad postergada (Mil gracias, Tatnia). Llevo tiempo prestando atención a estos datos porque creo que son un ejemplo importante sobre la lucha que lidiamos entre biología- cultura. El cuerpo de la mujer vive diferentes ciclos hormonales cuando es niña, cuando madura, cuando se queda embarazada, cuando lacta y cuando alcanza el climaterio y llega a la menopausia. Las hormonas definen nuestro comportamiento. Científicamente está más que comprobado (aunque no sólo son ellas las encargadas, somos entes biopsicosociales adpatadxs a un medio concreto con una cultura específica. Además que por neustra propia experiencia sabemos que esto es cierto.) Cuando una está embarazada tiene otros niveles de hormonas que cuando menstrúa. Estos estudios, fundamentalmente, vienen a decir que vivir con estrógenos la mitad de nuestra vida puede ser una de las causas de los diferentes cánceres propios del cuerpo femenino. Pues resulta, que como he dicho antes, somos nuevas generaciones ovulando- menstruando sin parones maternales. Ahora bien, nuestro cuestionamiento de la cultura, de nuestro devenir mujer ¿está provocando graves enfermedades? Creo que este planteamiento es peligroso. En los diferentes tipos de cáncer influyen más variables, pero pongamos que una variable importante es la hiperestrogenización (que por cierto ésta ocurre más por cuestiones ambientales que por propia generación) con base en no frenar, por embarzo, nuestro flujo hormonal de ovulación- menstruación. ¿Esto ha de obligarnos a reproducirnos? ¿Hemos de contemplar el castigo de la Madre Naturaleza por desoír lo que Ella tenía planeado para nosotras? ¿Por qué Mamá Naturaleza no les castiga a ellos y les permite no ser padres sin acabar con un tremendo cáncer? No estoy siendo irónica, simplemente cuestiono lo que damos por supuesto. 

 

Me niego a seguir hablando de nosotras en términos reproductivos. Incluso para mí, una loca de la bioquímica del ciclo menstrual, es duro enfocar el ciclo menstrual desde una vertiente no reproductiva. Porque aunque sea una de sus funciones, que le hayamos dado el papel principal, es síntoma de la interpretación cultural que hemos aprehendido por la que la mujer sólo es mujer en tanto que ovula y puede albergar otro cuerpo humano dentro de sí. Los diferentes niveles hormonales del ciclo recrean diferentes estados anímicos, físicos y mentales. Yo, que no soy madre, soy menstruante y por ser mentruante no soy automáticamente mujer. Ser mujer no tiene nada que ver con la capacidad de reproducirse. El ciclo menstrual, nuestro enfoque hacia él, ha de cambiar. Ha de trascender la reproducción. Siento que es fundamental que nosotras mismas veamos y nos definamos más allá de nuestra capacidad de ser madre. Con esto nos ahorraremos grandes tragedias como las de traer seres a este mundo «porque toca» o sentirnos defectuosas por no querer y/o no poder gestar. Además de aquella angustia de sentir que sin ciclo menstrual no somos mujeres, que estamos muertas en vida, que no estamos completas porque no podemos albergar otra vida. Sentimiento que mujeres, como mi madre (que se quedó sin su útero a los 20 años por una mala práxis médica) o mujeres en la menopausia e incluso mujeres que nacieron en un cuerpo masculino, han albergado o albergan cada día de su vida. 

 

Así que nos invito a definir personal y originalmente el término mujer y a replantearnos las funciones de nuestro cuerpo más allá de las reproductivas. Sí, sé que la cabeza puede hacer crack pero es que gracias a estos quiebros mentales podemos significarnos y nombrarnos bajo nuestras porpias palabras y experiencias. Y aquí, justo aquí, esta la clave la libertad.

 

NOTA: La reproducción y la crianza son términos diferentes. Capacidad reproductiva tenemos casi todas y es una de las funciones de nuestro cuerpo. Criar trae consigo la cultura y cómo hemos aprendido a definirla. Esta sociedad no facilita la crianza desde una perspectiva placentera ni comunitaria y mucho menos igualitaria entendidad como participativa en las diferentes funciones, con lo que muchas mujeres no aceptamos criar en los términos acordados en esta sociedad.  Algunas optan por reproducirse y criar de otro modo, con mayor o menor éxito, y otras muchas decidimos no reproducirnos y no criar. Además de otras tantas que crian sin haberse reproducido, pues otras ya lo hicieron y no quisieron/ pudieron criar (otra opción igualmente válida). 

 

Día  7: fase provulatoria

Pic de Jon Krause

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