Ciencia, experiencia y mis angustias en torno al rigor

Hoy he vuelto a leerme. 

Ésta es una tarea de la que huyo siempre. En cambio hoy, me he quedado leyendo lo que a través de mí, se escribió hace ya un tiempo. 

He sonreído y a la vez, me he retorcido. Entonces, parece ser, era más firme mi unión con mis entrañas. 

Ahora estoy pasando una crisis en relación al «rigor». Siento que me vendo a la opinión externa que se supone que es la «rigurosa» mientras cuestiono el fruto de mi voz. Esta voz que habla en lengua materna y que es sabia, no como la voz del rigor que habla ronca, y es un discurso que me obligo a creer. 

En estos textos escribí en lengua materna, en la lengua de mi madre, en la lengua del amor pues a través e ella, mi madre, me dio el mundo y al mundo como dice M. Milagros Rivera. 

Estoy pasando unos meses oscuros porque el patriarcado está muriendo en mí y a la luz de su ocaso, la batalla está siendo intensa. El último monstruo que queda es el del rigor científico como única voz válida. Nunca pensé que esto me ocurriría a mí, mujer de pasiones, impulsos e intuiciones… pero sí, aquí estoy, mirando a los ojos a la Señorita Patri Arcado que vive en mí y que no acepta irse. 

Tener que elegir entre ciencia o experiencia es una solemne estupidez. Solemne porque la ciencia es la observación de la experiencia y la una sin la otra no es. De hecho la ciencia practicada por los grandes hombres utiliza la experiencia, la exprime y cuando ha terminado la desdeña y la posiciona tras la ciencia neutra y objetiva (algo imposible nada es susceptible de ser neutro u objetivo, pues al entrar en relación deja de serlo) Tratar de separar, es un craso, pesado e infumable error. Como dice el Maestro Soko «no hay separación». No tiene sentido separar. El pensamiento binomial es hijo predilecto del patriarcado y claro como éste esta muriendo en mí pues la situación en mi gran cabezota es realmente convulsa. 

A veces me agarra la angustia, muchas veces en los últimos días. Me da por pensar que, claro! yo no fui a ninguna universidad del ciclo menstrual, no hice ningún grado y que claro, lo que sé no tiene tanta validez. Esto es una bobada que me hace mucho daño. Primero porque la vida, en mi cuerpo de mujer, vivida desde la atención y la curiosidad por saber e investigar para llegar a comprenderme y comprender a la otra, es la clave para acompañar desde la humildad, la novedad y la paciencia. Si me da por pensar «fuerte» me río al pensar en una universidad con grado sobre ciclo menstrual pues la universidad, como bien nos recuerda M. Milagros Rivera, es huérfana de madre. Nació sin ésta y además negándola y usurpando su saber. Así que comienzo a imaginarme a serios catedráticos con el diagrama lunar hecho una tablilla lineal y diciéndonos que las reglas perfectas son siempre de 28 días, que los cambios de humor son algo a mitigar y bla bla bla. Así que si hubiera habido un grado universitario, mejor no haberlo cursado. Me habría llenado de gritos sordos que reconstruir o bien me habría vuelto una ignorante con su gran dosis de pedantería. Claro que hay experiencias universitarias que están recuperando a la madre, como el Centro de Investigación de Duoda, pero por ahora son pocas y es por ello quizás, por llevar el ciclo menstrual a la Universidad con Madre (o quizás llevando la experiencia viva del ciclo menstrual restablece el orden diabólico de la madre en la Universidad) por lo que nace mi deseo de doctorarme e investigar. 

Yo me dedico a mi labor desde el deseo, la curiosidad, la búsqueda y el encuentro entre mí y mí, y entre mí y las demás. Claro que me formé como pedagoga con premio universitario incluido y también como doula. Pero de ambos estudios he tenido tanto que desaprender! Es una labor intensa ésa de quedarse con aquello que en ti resuena y seguir ese hilo que te atrapa hasta su epicentro, para hacer el camino de vuelta y saber que no hay nada concluido ni por concluir, que es un camino en espiral y a que NO EXISTEN las únicas respuestas, ni las aproximaciones asépticas, porque es en la relación con la otra mujer donde una ha de estar abierta, vacía de ideas y llena de amor por acercarse, por acompañar en la búsqueda de palabras que ayuden a nombrar a ese cuerpo de mujer, en ese momento tan concreto en esa circunstancia única que nunca más volverá a repetirse y que una tiene el honor de asistir en primera persona. 

Bueno, me voy por otros derroteros. Sólo deseaba escribir sobre lo que ahora me remueve hasta los cimientos para ver si, en la escritura puesta en relación, podía acceder a puntos que sin escribir, sin darles salida al espacio en blanco y brillante de la pantalla, no habría podido saber que existen en mí. 

La verdad es que me siento mucho más ligera! acaba de asomar una sonrisa por mi boca…. 

Comparto con vosotras, 3 de los textos que escribí entonces y que me han llevado a esta reflexión y con ella a deshacer, un poquito, la maraña de nudos en la que me veo envuelta estos días

El Camino Rubí: la vuelta a casa de las mujeres

– El origen de las especies: la experiencia real de ser mujer

Las mujeres de mi casa: sanción de nuestro linaje femenino

Otra vez, escribir, me ha salvado la vida.

 

 

 

Recuerdo que hace años también pasaba por esta crisis! suerte de tener blog, la entrada es ésta: La universidad de la vida

Gracias MMar por haberme dado espacio donde parir estos 3 textos que fueron tan valiosos para mí


 

Día 25: fase premenstrual

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Conocerte es vivirte. Vivirte es amarte. Amarte es ser libre.

 

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