Yo he venido aquí a hablar de mi libro.
Siempre quise decir eso. Es una pajuela mental de ésas que te haces cuando eres una rata de agua. Yo era pequeña cuando Paco Umbral le soltó la frase de marras a Mercedes Milá. Y esa frase se quedó palpitando en mi cerebro. Algún día tendría la ocasión perfecta para decirla y quedarme tan fresca. Por ahora tal momento no se ha presentado pero yo la digo hoy en mi blog y me quedo tan ancha.
Hoy es Sant Jordi, el día de los libros y las rosas y del fingir que se lee mucho y del fingir que se puede vivir de escribir. Hoy es un día de bonito postureo literato. Lxs escritorxs pulen su sonrisa después de semanas encerradxs en casa, cagaditxs de miedo al ver que las ventas-no-son-cómo-deberían y lxs lectorxs salen a la calle como groupies sedientxs de firmas de sus ídolos (lxs de las sonrisas pulidas) y puntos de libro (marcapáginas) gratis-gratis-gratis. Porque en Sant Jordi todo es gratis-gratis-gratis. Se hace de todo para que escritorxs y lectorxs se encuentren, porque se convive con la idea de que lxs escritorxs viven lejos, en otro mundo, en el universo de las musas y lxs lectorxs, mortales con caudales, sólo pueden aspirar a comprar los efluvios artísticos de lxs primerxs y verles de verdad-verdad en la firma de libros ¡Oh! ¡dioses y mortales juntos por primera y única vez!
Paro de escribir. Paro porque estoy utilizando el género x para hablar y me incomoda porque de lo que estoy hablando ahora mismo es de los escritores- falo y de los lectores-falo que no tienen porqué ser hombres pero sí escriben y leen cómo se debe. Y por cómo se debe me refiero a escribir y leer fuera del cuerpo, con la Santa RAE como patrona y Arturito Pérez Reverte como sacerdote junto a la Virgencita E.L. James. Así que me disculpáis, porque el género x aquí tiende al masculino genérico, así que, desde ya, voy a utilizar el femenino genérico para dar cuerpo y para hablar de lo que hoy me interesa: de las escritoras y de las lectoras que escriben y leen con/desde el cuerpo (que también hay hombres escritores y lectores que así lo hacen). Éstas son las que escriben y leen con/desde el coño, porque hacer esto, a día de hoy, sigue siendo no escribir … en condiciones.
Yo soy una de esas locas fanáticas que deciden hacer palabra su cuerpo y poner cuerpo a las palabras. Hace años que me dedico a hacer lo que me sale del coño con toda la literalidad que esto conlleva. Escribo desde que tengo cierto uso de razón. Siempre digo que es lo único que sé/nosé hacer. Al menos es lo que llevo haciendo constantemente, independientemente de quién entre/salga de mi vida y de cuánto trabajo tenga/notenga. Escribo sobria y bebida. Escribo en la playa y en casas de descnocidxs a las 8 de la mañana. Escribo desde mi ordenador y en servilletas de baruchos. Escriboseguido y escribo con l a r g a s interrupciones. El tema aquí es que escribo pero no lo suficientemente serio para ser E S C R I T O R A. Nunca diré eso de mí. En su lugar me autoproclamo: escritorzuelä. Me gusta llamarme así porque es como una escritora venida a menos, como una mujerzuelä y adoro tirarme por el suelo antes de que nadie se atreva a venir a mi casa a arrastrarme del pelucón y decirme lo que más me puede doler en la vida: Tipa, tú no sabes escribir. De escritora nada. Así que escritorzuelä ahuyenta el furor de aquellxs que no vean en mis letras, letras dignas. Pero esto me mosquea. Me duele profundamente el pudor que le tengo a una actividad artística como ésta (en realidad le tengo cosica a todo el Arte). ¿Escribir te convierte en escritora? ¿Cuándo te puedes denominar escritora? ¿Alguien te ha de dar un permiso con anterioridad? ¿Tener un libro en papel y tinta vale? ¿Una editora es la que te valida como tal? Si el libro es autoeditado ¿eres escritora? ¿Y si vas/has ido a clases de escritura? ¿Depende de la/el maestrx? Mil dudas y todas sin responder.
Paso más de la mitad de mi vida/trabajo escribiendo. La otra la paso pensando en la escritura (el tiempo que sobra lo dedico a comer berberechos y beber Vermut en la terraza del celler de mi barrio) y aún así nada. Tengo (de los que me siento orgullosa) 2 libros publicados. Uno en formato ebook y el otro, además, en papel en edición cuidada. Ambos ilustrados por geniales ilustradoras porque desde pequeña me dije que si alguna vez llegaba a vivir de la escritura (inocencia infantil) tenía que hacer libros de los buenos. Y éstos son de los que llevan dibujicos. Ambos tienen muy buenos números en lo que a ventas se refiere (tema que sólo me importa en lo que a pagar mis facturas se refiere). Por ambos me escriben sus lectoras emails que en la vida podré agradecer (esto sí que me importa). Con estos dos puntos yo debería sentirme cómoda en la palabra escritora. Pero no me pasa. Y es que escritora se utiliza para identificar a esa mujer que cae en la dinámica de escritura-fálica, proceso por el cual tratas de adecuarte al cómo-se-escribe-de-verdad que no deja de ser cómo-escriben-los-escritores-con-rabito-entre-las-piernas. Por eso yo nunca podré ser E S C R I T O R A. Lo intento sin cesar pero no me sale. Se me hace un nudo en la boca del estómago que me deja las tripas sin aire y así, imposible. A la vez noto como algo alargado, similar a un palo de escoba, se me va metiendo suave y rotundamente (todo a la vez) entre mis nalgas hasta que me deja empalada cual chupa-chups. Esta casi-escoba-en-mi-culo me impide escribir siendo yo. No permite que mi coño escriba. Lo inhibe. Lo aleja. Lo avergüenza. Lo oculta. Así que todo lo que yo quería expresar, se viste de palabras pomposas y ajenas que no me dicen, que no me nombran. El resultado: horas aullando de la rabia y llorando cual magdalena. Insultos varios y frustración tan tremenda que dejo de escribir o de fingir la escritura.
Tener un cuerpo femenino y ser mujer importa y mucho. No es lo mismo escribir un día antes de que te vaya a bajar la regla o justo cuando estás ovulando. El flujo hormonal hace que nuestro cuerpo-cerebro-emociones cambie cíclicamente, con lo que no vale eso de escribir sobre un mismo tema con la misma voz, manteniendo «la coherencia» porque esa coherencia es una ilusión. Lo coherente en todo cuerpo humano es el cambio. Pero claro, cuando una tiene coño y hormonas que cumplen ciclos de 22-35 días la cosa cambia. Nadie conoce este pequeño detalle con lo que nos empujamos a seguir el discurso fálico del buen escritor. Todo alineadito, como su rabito. Pues mi cuerpo y mi mente no me permiten hacer esto sin amputarme, sin someterme a algo que no soy yo ni me expresa. Y digo yo que crear sin ser una misma ¿qué mierda de creación es? ¿qué aporta de único al mundo? Por todo esto yo soy una escritorzuelä falible, histérica, lunática y todos esos piropazos que me ponen tanto. Aprendí mucho del coraje de Hélène Cixous. Yo escribo desde mi coño y mi coño tiene unos rasgos propios. Es un coño caucásico, vasco migrante a Catalunya, de origen humilde, entrado en la treintena, propiedad de una mujer socialmente dibujada como atractiva, que no ha parido ni criado, heterosexual en su práctica activa (lésbico en su fantasía), sangrante cada 26 días aprox. y feminista (entre otras cosas). Estos rasgos le/me condicionan totalmente. Cada pensamiento y cada acción se ven tocados por cómo es mi coño, cómo muestro éste al mundo y cómo el mundo se muestra ante él. No puedo alejarlo de mí. Si lo hago, muero. Me enfermo profundamente. Me transformo en una zombie que sólo sabe de ideas, ideologías, metodologías y muchas otras gías de ésas tan eruditas. Yo necesito carne, MI carne para nombrar el mundo y nombrarme ante el mundo.
Por cierto ¡se me olvidaba contar! Ante la Seguridad Social soy editora. Como escribo, edito, diseño, publico, promociono, distribuyo, vendo y envío yo solita mis libros, la SS de este país me da el titulito de editora que es mucho más fardón que el de escritora (¿?). Ahora he decidido utilizar el título que tan religiosamente pago cada mes para reírme un poco más de mi situación. El título es escritorzuelä-editora. Tiene un noséquéquéseyo… La cosa es ésta: yo venía a hablar de mi libro y al final no he dicho nada. Y es que, la verdad, hoy no tengo ganas de hablar de ninguno de mis libros porque eso de tener que hablar de algo porque la fecha lo dice, me da fatiga. Y menos en este día en el que reafirmo lo poco escritora-fálica que soy y las pocas ganas que tengo ya de intentarlo. Hoy es un día en el que prefiero tomarme unas cañas con el dragón y con la princesa y mandar a Sant Jordi a pastar rosas. Eso sí, antes de terminar por hoy, 2 cosas:
Mis libros (los escritos desde mi ilustre-imperfecto coño) ya están a la venta desde la tiendita.
No os voy a contar las bondades de leer algo hecho desde el cuerpo y desde la honestidad más brutal, porque sé que sois muy buenas lectoras y muy críticas. Pero si le queréis echar un ojo o hacer un regalo que merezca la pena, podéis contar conmigo (y mi coño literato). Además que hasta el 27 de abril hay descuentos de los buenos (la ola de Sant Jordi ¡hay que aprovecharla!)
Todo mi apoyo, mimo y fuerza a lxs trabajadorxs valientes de la FNAC.
Miren que como buena moderna-de-mierda soy socia pero conmigo, ya han terminado.
Si te has quedado con ganas de seguir leyendo sobre cómo escribo desde mi cuerpo- coño, aquí tienes mi manifiesto.
Día 8: preovulatoria rebelde
Pic: Horror vagina de Sofia Tiso