¿Qué es la fertilidad?
Te lo pregunto mirándote a esos dos ojos que me leen ahora mismo. No te lo pregunto para saber tooodo lo que sabes (o no) sino con total curiosidad. ¿Qué es para ti la fertilidad? Y atenta que digo ‘para ti’ porque es lo que me interesa de verdad.
Quizás, para ti, la fertilidad sea la capacidad de quedarse embarazada. Quizás tenga que ver con el pánico de cada taitantos días esperando a que baje la regla o con la barriga llena de mariposas borrachas deseando que no vuelva a bajar, mínimo, hasta 40 semanas (o más, muchas más). Lo que casi seguro puedes estar pensando es en que la fertilidad se puede encender y apagar, que es necesario que durante determinadas etapas de nuestra vida (si no es durante toda nuestra vida) no estemos fértiles, porque La Fertilidad (la de los cuerpos monstruantes) es una ruleta rusa (vamos, un juego mortal de soviéticos beodos).
Por supuesto, seguro que al leer f.e.r.t.i.l.i.d.a.d. no has pensado en un cuerpo no menstruante, en uno (por ejemplo) de señoro con unas New Balance azul marino y gafas de pasta. Pese a que la fertilidad de este señor se considera intocable y long lasting (como una máscara de pestañas), nadie piensa en él cuando se pregunta por ella ni se la relaciona en ningún momento con criaturitas cagapañales.
Y casi apostaría mi mano derecha (soy diestra) a que casi automáticamente han aparecido en tu mente dos cuerpos ¿desnudos? en un ¿colchón? Venga no, no apuesto mi mano derecha que hay demasiados detalles que seguro que no has pensado. Pero casi seguro que al leer la palabra «fertilidad» has pensado en falosexo hetero.
Vale, creo que casi todas estamos pensando parecido sobre la fertilidad y es que se han ocupado de hacernos creer el relato victoriano sobre esta. Años y años de desinformación educativa sobre «los peligros del sexo» y «la temible fertilidad de las mujeres» han dado forma al analfabetismo ilustrado que nos arrebata cuando abrimos el melón fertiliniano.
Y es que La Fertilidad no es TODO ESTO en lo que estamos pensando.
Más allá de la «fertilidad hetero», está la «fertilidad lesbiana», por ejemplo (nop, no se teme a la fertilidad por temas de evitar la preñez. Los temores son otros.) Y más allá de la «fertilidad reproductivista», está la fertilidad de los cuerpos monstruantes por derecho a una salud mental, física y emocional (vamos, global). Yep, como el señor de las zapatillas deportivas del ejemplo de más arriba, les monstruantes hemos de tener derecho a la fertilidad más allá de la preñez y del falosex.
¿Qué podrías decir de tu fertilidad?
Ya no como concepto teórico, sino como experiencia viva del cuerpo-historia que eres. Hey, no me mires con esa cara. Yo tampoco sé qué decirte. Tranquila, cero presiones. Es la hostia de complicado pensar en la fertilidad tras el BOOOM anterior para, encima, ponernos con nuestras intimidades. Lo que quiero traer aquí es esa sensación que tienes ahora. Esa que dice que «no tenemos ni idea». Esta es un buen comienzo. Aunque yo creo que idea sí que tenemos solo que no tenemos las palabras para decirnos.
NO PANIC!
No te voy a dejar así (o quizás te mole esta sensación). La Cosa: existen ‘métodos’ para entrarle al cuerpo, leerlo, comprenderlo y aprender a escribirlo. Lectoescritura corporal es una traducción libre del body literacy acuñado por Laura Wershler que tiene dos acepciones:
1. Aprender a leer y entender el lenguaje del cuerpo
2. Aprender a observar, registrar e interpretar un ciclo menstrual ovulatorio
Conocer los cambios de nuestros ciclos es parte de este así como lo es la práctica del método sintotérmico de doble comprobación.
¿EL QUÉ?
Es un método con mucha ciencia (y mucha poesía) introducido en nuestro país por Françoise Soler que pone la fertilidad en el centro del dilema político-clínico reproductivista (toma palabro) ya que preserva y nutre la fertilidad de nuestros cuerpazos y permite conocer su lenguaje y tomar decisiones a la medida real y única de nuestros huesos, humores y circustancias.
¿Pero es para no preñarse?
Sí, salir de la mirada reproductivista nos cuesta pero también es lo que tenemos, así que sí, sirve para no preñarse. Y sirve también para preñarse.
¿Para las dos cosas?
Emmm… en realidad es para la fertilidad «al completo», porque ha sido el enfoque reproductivista (machista, obvio) el que nos ha enseñado a entender nuestra fertilidad como departamentos estancos o como esa bombilla que se enciende o se apaga al gusto del consumidor.
Sí, podemos gestionar la concepción sin poner en peligro nuestra fertilidad.
Las hormonas sintéticas (ojo, que no hay nada que me parezca más estéril que los debates polarizados y más sobre la píldora) ponen en peligro nuestra fertilidad y por tanto nuestra salud (esto, al señoro de este email no le pasa ni dejará que le pase en la vida).
Soberanía.
Es en realidad de lo que te estoy hablando hoy. Cuidar de nuestra fertilidad, dejar de temerla (temerla a ella es temernos a nosotras mismas) y re-conocerla son las claves de nuestra soberanía. Porque no somos bombillas, tampoco vasijas contenedoras. ¿Qué somos? ¿Qué eres? No sé, dímelo tú (guiño, guiño).
Recursos.
En la Comunidad estamos aprendiendo, de mano de la Dra. Qiu Liu (alumna katakroker de Françoise Soler), el Método Sintotérmico de Doble Comprobación. Estamos a topete con ella y esta semana estamos mandando al carajo el concepto de ciclo normal versus al ciclo saludable. Si te quieres venir, accedes desde aquí.
En este capítulo del programa Tardeo de Radio Primavera Sound, en la sección de Mutantes y Monstruantes, hacemos una bonita fogata con el concepto de fertilidad. ¡Dale candela!
Este artículo lo escribí para las más de 22k suscriptoras de la newsletter de esta Casa y es posible gracias a las cuotas de suscripción de las compañeras de la Comunidad soy1soy4.com.
Si quieres leer contenido de calidad, creado desde mis tripas a las tuyas, me tienes en tu buzón dos sábados de cada mes.
😎Desde 2010 dándole a la tecla para okupar nuestras carnes morenas.