Voy a escribir desde las tripas, a lo bruto, sin previo boceto…A lo lluvia de emociones
En el chat sobre los miedos que hicimos en directo…me quedé al loro, con las antenas puestas y sin mediar palabras…Pero había dentro de mi rugiendo una grieta de lava…un subconsciente luchando por salir a la luz…por hacerse presente, tangible…SOLEDAD…me quiso decir…Pero no, yo huí, y cerré mi ordenador y me dejé llevar por el “todo va bien…” de mi preovulatoria…
Después, o antes, no me acuerdo, leí una entrada sobre una compañera respecto la superación al miedo de la soledad…Mierda! Pensé. ¿Tengo miedo a la soledad?
Tengo todas las teorías habidas y por haber en mi cabeza…hago apología contra el machismo y los ahora renombrados micromachismos, sobre el empoderamiento, la búsqueda de una misma y la libertad de sentirte y hacerte y compartirte…
¿Tengo miedo a la soledad? He estado alargando una relación cinco años…una relación que hace tres días me dispuse definitivamente a abandonar, una relación que me ha dejado huella de todo lo que he criticado, estudiado y trabajado teóricamente. Me he visto atrapada, conscientemente apoyándome en la precariedad ( yo, sola con un hijo, sin trabajo, queriendo ser madre perfecta, amorosa y respetuosa, pobre yo…) e inconscientemente por la soledad…Eso es lo que acabo de entender…¡Me caga la soledad! Si antes no lo hacía, lo hace ahora…En este mundo masculino, yo, me siento vulnerable, acorralada.
Cuando hablabais en el chat de enfrentarnos a nuestros miedos…mi subconsciente gritaba:” Vete sola con tu hijo” o no…más bien era algo así: “Te vas a ver sola con tu hijo” Pequeño gran matiz de diferencia entre la elección y la resignación…Y sí…esta mujer mía, de todas, salvaje, necesitaba salir…Pero yo no la quise escuchar, amordazando a mi intuición.
Me encuentro en un país que desconozco, con un idioma que no es el mío, y lo que no había hecho antes…lo voy a hacer ahora aquí. Me voy sola con mi hijo sin un duro a un piso ¡ Guau! Me cuesta decirlo…
Y a raíz de lo del artículo de Erika sobre el empoderamiento digo que sí, que me quiero ahora rota, que me quiero ver en lágrimas, que mi fragilidad me la como siempre para que no me vean frágil…porque mi máscara favorita es de empoderada, porque me han etiquetado y me he auto-etiquetado. Porque me quieren ver bien y no me quieren ver llorar…Porque la calle no está hecha para vernos llorar, porque las casas se nos caen encima con las lágrimas…Porque la playa a veces queda lejos para poderte derramar en ella, con ella. Yo me quiero arrastrar por el suelo para ir a trabajar, para ir a recoger a mi hijo al cole, me quiero arrastrar porque hago un esfuerzo enorme para poderme sentir erguida. Porque mi alma está doblada y mi cuerpo lo fuerzo a abandonarla y alzarse al camino del “no pasa nada, estoy bien”.
Y quiero verme así…envuelta en mi drama, y sacar todas las mentiras de mis corazas…y quiero derrumbarme y verme el alma…y retomar conciencia. Ser(me) sincera, y llorarle a él también, porque lo quiero, y porque he amado a esta falsa realidad que me hacía también poner pasos en caminos desconocidos. porque ahora entiendo más a otras mujeres que antes me parecían lejanas.
Que somos todas nosotras muchas, y las mismas deshechas y cosidas y descosidas y remendadas.
POR TODAS NOSOTRAS CON NUESTRAS FRAGILIDADES