No puedo con todo

Estoy cansada de poder con todo.

Pero sigo como una mema delante de la pantalla. Sigo porque creo que si esta mañana no recibes el email de los viernes dejarás de quererme (vale, sé que no me quieres, lo cambio por: dejaré de gustarte o interesarte) porque pensarás que no me tomo lo nuestro en serio. Y entonces el cielo se abrirá en dos y una monstrua de 100 cabezas me devorará mientras pequeños monos con alas, me señalaran riéndose de mí: ‘Erika, no puede, Erika, no puede’

Es verdad, no puedo.

Y tú tampoco. Y, como yo, sabes lo que es que se te encojan las tripas al imaginar esta escena que, ahora, te parece tan cómica. (Casi) seguro que ahora estás pensando: ‘mujer, no pasa nada. Está bien no poder. De hecho me alegra saber que no puedes porque a veces temo que seas un robot menstrual que genera contenido a cascoporro.’

Cuando se trata de lxs demás, lo aceptamos.

Que yo no pueda, está bien. Pero que tú no puedas… no. Tú siempre has de poder. Siempre me digo: ‘Erika, un poquito más, inténtalo que seguro que puedes. Además no te cuesta tanto, si hasta te gusta.’ Y da igual cómo esté, por ejemplo, ahora mismo (en vivo y en directo) estoy estornudando como un caniche y sintiendo los incipientes síntomas de un resfriado contagiado por Alex tras 4 días cuidándole.

Esto es lo que pasa cuando una deja de cuidarse para cuidar:

Que acaba colapsada, enferma y culpable. Porque una, una que ha pasado por tantas cosas, puede con…. con…. (venga dilo) ¡yeii! sí, puede con TODO. Y más si se trata de cuidar, porque una siempre-siempre ha de cuidar, esté como esté. Nuestras madres nos enseñaron a mantener esa relación de amor tóxico en la que la cuidadora se sacrifica hasta la extenuación porque cuidar sin cuidarse es ‘amar de verdad’.

Me pregunto si no es más sano que nos quieran menos.

O que nos dé igual si nos quieren o no. Si, por ejemplo, decenas de mujeres hoy se dieran de baja porque este email es un email de ‘no puedo más por hoy’, yo en lugar de temer, debería estar feliz. Primero porque las que os quedáis, las que me reconocéis humana y ya os va bien así (saber que no soy un mentrubot es una gran noticia), sois las personas que me interesan (humanas que entienden a las humanas) y segundo porque siempre va bien hacer una poda de relaciones. Aquellas que quisieran una mentrubot y no entiendan que una no siempre puede, no me interesan. Por otro lado, iría bien que entendiésemos que ese tipo de afecto, no es sano.

¿Con qué no puedes más?

Sí, venga dilo. Queda entre tú y yo si quieres, pero dilo. ¿Qué es lo que hoy no va a ser porque vas a tener que pagarlo con tu carne y tus dolores? ¿Dónde vas a poner el límite ahora mismo? Porque no puedes con todo y si al final te parece que sí, que podrás, mira por favor, lo que has dejado atrás. Seguramente será un pedazo valioso de ti.

Sugerencias para marcar los límites si estás…

Preovulatoria:
Di no a ir acompañada a ese sitio al que te mueres de ganas de ir a tu rollo. No des más explicaciones y hazlo a tu manera. Sal a correr, a bailar, quema energía, rompe los moldes, no pidas permiso.

Ovulatoria:
Manda a freír espárragos las vergüenzas de ir como la leona que llevas dentro te está pidiendo a gritos. Si te apetece quedarte en casa a hacer pastelitos, hazlo. Si te mueres por salir hasta las mil y dormir bien acompañada, hazlo.

Premenstrual:
Haz lo que te salga del coño (sí, lo que lees) sin dilación. Hay miles de cosas con las que hoy no puedes y por fin te das cuenta.

Menstrual:
Date un baño, ve a la alacena a por ese chocolate negro tan bueno que te trajo tu prima, deja que tu cerebro se vaya de viaje a la 5ª nube. Enrédate con las sábanas y no salgas, si no quieres.

¡Ah! y si no puedes montar a caballo con tu pantalón blanco de pitillo después de haber hecho 20 largos en la piscina, tranquila, no eres menos chachigüachi que las chicas chachis de los anuncios. Simplemente, eres real y… ¡No Puedes Con Todo!

Si tienes personas/criaturas/animales a tu cuidado, quizás puedas contar con otras manos aliadas para que puedas tener un tiempo para ti. No podemos dar lo que no tenemos. Es una mierda de aprendizaje en esta sociedad del eterno cansancio, pero, por favor, no te olvides de ti. No nos olvidemos de nosotras, de colectivizar los cuidados.

Estés como estés, trepa por tu lista de prioridades, por encima de los mandatos y los reglamentos, y grita alto y fuerte:

‘Hoy no puedo con todo.’

Y cuando termines, verás que nadie se ha ido, que sigo aquí, como sigues tú. Porque no pasa nada cuando una no puede con todo. Bueno sí, que la vecina te guiña un ojo y te dice: ‘gracias, creía que era la única’.

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