Si duele se llama dismenorrea, NO menstruación

A mi abuela le dolía. A mi madre le dolió. A mi tía le duele.
Por tanto, que me duela a mí es lo normal.

El dolor como cordón umbilical

¿Qué nos une a todas las menstruantes? Mmmmm ¡el dolor al menstruar! Que a todas las menstruantes de mi familia les duela es la norma. La norma, vamos lo normal. Si a mi abuela, madre y tía les duele yo no puedo ser menos. Que duela es parte de esta familia.

El dolor nos hace mujeres

o eso hemos ido aceptando. Nos tragamos el cuento bíblico del versículo 3:16 que nos habla del castigo divino a las malas-malísimas mujeres ¡Cuidado con las costillas rebeldes! El dolor, costillita de Adán, será tu seña de mujer (léase con voz grave de ultratumba).

Tiene consecuencias

Aceptar el dolor como seña de identidad femenina tiene un precio muy alto. Tu salud física, mental y emocional está en juego. Tu (calidad de) vida se ve atravesada totalmente por ella.

“Está mal visto socialmente que la mujer se quede en casa “solo porque tiene la regla”. Tanto los jefes y compañeros (“otra que no aguanta un simple dolor de regla”), como la familia (“a mi también me pasaba”) como la propia paciente (“tengo que dar ejemplo”) minimizan en muchas ocasiones el sufrimiento padecido. Esto hace que las pacientes se sientan incomprendidas y solas en su enfermedad llegando a desarrollar sentimientos de culpa y verdaderas depresiones “por ser incapaces de aguantar” y no poder ir a trabajar o tener relaciones sexuales con su pareja. Es importante escuchar y tranquilizar a las pacientes. No están locas. No son flojas. No son débiles. Solo están enfermas. Es obligación de los médicos y de la sociedad ayudarlas.”

Dr. Francisco Carmona, entrevista sobre la endometriosis.

«A mí también me pasaba»

«A ti hija también te dolerá. Que te duela, será lo normal» Así me lo explicó mi madre. Y vaya que si dolía. El tratamiento: píldora pa ti, píldora pa mí. Y fue peor el remedio que la enfermedad.

Normalizar es cruel

No podemos normalizar la dismenorrea. Hemos de empezar a llamar por su nombre la menstruación que cursa con dolor, porque que duela, pese a ser lo normal, NO es la condición fisiológica propia de los cuerpos menstruantes. No hay nada propio de tu cuerpo que venga con un pack 2×1 de delicioso dolor. Así que dejemos de decir que el dolor es parte de nuestros procesos. Esta creencia se cobra vidas.

Entre 5 y 8 años se tarda en diagnosticar la endometriosis

Enfermedad crónica que padecen una de cinco mujeres en el mundo. Se llega tarde, demasiado a tarde. Por una parte porque una misma y su entorno entienden que el dolor menstrual es la norma (que por desgracia lo es) y por tanto lo correcto. Y por otra, porque los mismos profesionales de la salud consideran que ‘esto es así’. En ambos sentidos los prejuicios en torno a la menstruación así como un desconocimiento popular hacia nuestros procesos y nuestros cuerpos juegan en nuestra contra.

No te crees

Y tampoco te creen.
Que sí, que sé que parece obvio pero todas nosotras hemos sido educadas en desconfiar primero de nosotras, segundo de nosotras, tercero … de nosotras y así hasta el infinito y más allá. Cuando somos nosotras las únicas que podemos ver cómo narices nos sacamos de aquí. Ahora bien, solas es un imposible. Nos necesitamos todas para hacer palanca, porque el sistema sanitario (entre tantos), por regla general, no nos cree (ya ves, 6 años de media). Y en lugar de pruebas fisiológicas nos dan pastillitas multicolores.

Tatuaje en la frente:

CRÉETE, TE VA LA VIDA EN ELLO

 

Más que genética

Cierto. ¿Cierto? La verdad es que tengo mis (serias, grandes y rotundas) dudas porque considero que se ha de estudiar multidisciplinaria y biopsicosocialmente y desde un enfoque de género el dolor menstrual para poder decir que la dismenorrea (hablemos ya con propiedad) tiene componente genético. Porque, más que ser genético, atiende a conductas, pensamientos, entornos, economía, situaciones de vulnerabilidad y demás parafernalea, incluidas las creencias sobre nuestra condición natural de vírgenes dolorosas. No es la primera que descubre en su familia que el dolor que ha roto a tres generaciones era la endometriosis. Por fin, una pudo nombrar su dolor y liberar a las que siguen del «nena, te va a doler. Es lo normal en esta familia».

Cuando estamos con la regla (mejor dicho: menstruación), aprendemos a decir que ‘estamos malas’, que ‘no nos puede afectar’ que tenemos que ‘tirar pa’lante’ porque es lo que hemos visto y lo que hemos aprehendido. Entender nuestro ciclo como una limitación es algo cultural, que se transmite de madres a hijas y no sólo a través de éstas (no pongamos más peso sobre los hombros de las mujeres-madres). Y es que es cierto, menstruar en esta sociedad es miserable, porque nuestros cuerpos no se tienen en cuenta a la hora de crear cultura ni de transmitirla. La cuestión es que nosotras sí somos capaces de crear un cambio desde nuestras bragas, desde nuestras acciones menudas. De hecho podemos llegar a contagiar a nuestras madres en su etapa menopáusica. Vamos que no sólo las madres enseñan, también nosotras somos capaces de generar un cambio y compartirlo con ellas para que ambas podamos habitarnos desde el placer o desde donde nosotras decidamos.

Extracto del artículo Tu regla, tu madre y tú.

Te toca a ti

Sí, a ti. Tú eres la que va a romper la maldición en tu casa. Siempre fuiste perra verde. Y es que las perras verdes somos lo más (#OrgulloPerraVerdil) Ya no vas a seguir la rueda. No vas a seguir porque no puedes. Tú ya lo sabías. Por muy normal que sea en esta sociedad enferma, el dolor crónico con patente de exclusividad de nuestros preciosos coños (yep, lo he vuelto a decir) NO NOS CORRESPONDE.

Desde nuestras casas, nuestras comunidades, nuestros trabajos, nuestros barrios:
Si duele, se llama dismenorrea, no menstruación.
Si duele, me cuido, me cuidan.
Si duele, exijo que inviertan el dinero de mis impuestos en investigación.
Si duele, necesito un diagnóstico (y tratamiento) adecuado para hoy, no para dentro de 500 años.

Nuestra salud NI PUEDE NI DEBE ESPERAR.
Nosotras nacimos para vivir, no para sobrevivir.
Ni una rebajita más en nuestra calidad de vida.

Nos toca.
Ahora.
Nos necesitamos.
¡ESTAMOS!

NOTA: No todas las dismenorreas son causadas por la endometriosis. Son diferentes variables las que pueden causarla, entre ellas: causas bioquímicas (hiperestrogenización, por ejemplo), mecánicas (la postura de nuestro útero y ligamentos), patologías como miomas o inflamaciones pélvicas. Todas estas pueden estar causadas por situaciones biopsicoculturales como estrés, mala nutrición, escaso o pobre descanso, malas posturas (tacones), situaciones económicas y sociales de extrema vulnerabilidad, incluso ser un cuerpo racializado (el racismo y ser una ‘clase minoritaria’ pasa factura en las consultas e investigaciones).  Lo importante es comprender que la menstruación no ha de cursar con dolor y que todo dolor señala que algo ha de ser investigado. La ausencia de investigación de las enfermedades ‘femeninas’ se señala en la crítica científica feminista como ‘sesgo de género’ y como defiende la endocrina Carme Valls-Llobet ha de ser puesto sobre la mesa cada vez que vamos a consulta médica. Por ello hemos de  exigir investigar sobre las posibles causas. Una de tantas es la endometriosis. Si quieres saber más sobre esta enfermedad, puedes visitar esta web.

Photo by Sydney Sims

El mito de menstruación=dolor es el mito número 2 que destripo en el nuevo libro Yo Menstrúo. Un Manifiesto. Si quieres destripar todos los demás, lo encuentras en tu librería de barrio, grandes superficies y online.

 

 

 

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