Ovular o no ovular, he aquí la cuestión.
Me pregunto qué diría Shakespeare de esto.
Estoy volviendo a investigar cómo funciona mi fase ovulatoria, con lo que sumando las pistas de mi estado de ánimo y libido in crescendo, sabía (gracias a tests ovulatorios caseros conseguidos en amazon a un precio de escándalo) que mi hormona LH acababa de ser alegremente liberada.
Gracias a estos tests he confirmado mis sospechas de que el día en el que estoy más contenta y satisfecha del ciclo, es el día en el que la señora Hormona Luteneizante está on top. Poco después, en mi caso, suelen ser 48h, ovulo. Junto a los tests de ovulación he vuelto a tomarme la temperatura basal y a llevar un registro.
Que ¿cómo lo hago? Vente que yo te lo cuento:
Para tomarme la temperatura basal necesito:
1.Un termómetro digital de dos decimales, como este.
2.Una tabla de registro. Yo utilizo la app para móvil Clue.
Las normas básicas para tomar la temperatura:
– La primera vez, se toma a partir del 5º día del ciclo (4 días después del primer día de la regla)
– Utiliza siempre el mismo termómetro. Es mejor que tengas un termómetro para la fiebre y otro exclusivo para tomarte la temperatura basal.
– Toma la temperatura (vía vaginal o bucal) durante 3 minutos, a la misma hora cada mañana antes de levantarte
-Lleva el registro al menos por 6 ciclos para poder sacar patrones
Tomando la temperatura buscamos el momento de la ovulación, lo sabemos porque:
La progesterona que segrega el ovario después de la ovulación hace aumentar la temperatura en 0’2ºC a 0,5ºC
Esto me ayuda a saber cómo funciona mi cuerpo fisiológicamente, con pelos y señales, a través de la ovulación.
Con todo esto puedo:
– Confirmar si ovulo (si no fuera así no habría pico de LH ni aumento sostenido de la temperatura basal a mitad de mi ciclo) o si va a ser un ciclo anaovulatorio que son ciclos sin ovulación también conocidos como ciclos irregulares. Muchas mujeres por ejemplo, tienen un ciclo de 27 días y el siguiente de 40, volviendo el siguiente a uno de 27 días. Es muy posible que se trate de que un ovario sí ovule y el otro no (cada ciclo ovulamos de un ovario diferente y se van alternando).
– Saber de cuánto es mi fase lútea y conocer si hay alguna posible alteración hormonal. La fase lútea es la que va desde que ovulamos hasta que menstruamos y es una fase de días fijos. Es la fase de la liberación de la progesterona. En la mayoría de mujeres es de 14 días, el mínimo ha de ser de 10 días. Si durase menos, significaría que hay alguna alteración en los niveles de progesterona (bajos) y si durase más de 14 días podríamos hablar de embarazo.
– Saber cuándo me va a bajar la regla, ya que al ser días fijos desde que ovulo hasta que menstrúo, puedo marcar en el calendario el día rojo y organizarme más mejor (como por ejemplo no ponerme reuniones ni citas un día antes o el mismo día de la regla).
– Detectar posibles patologías como una endometriosis: la temperatura basal baja una vez menstruamos, si ésta siguiese alta 3 días después de menstruar podríamos sospechar de endometriosis.
– Saber cuándo es el mejor momento para quedarme embarazada o en caso de no quererlo (orgullosa y feliz No-Mo) saber cuándo no tener relaciones hetereosexuales con penetración y sin protección (o cuando usar condón o, en mi caso, el diafragma con espermicida – con compañero de confianza y del que sepa su historial médico, idas y venidas y demás que hoy no te voy a contar pero que ya sabes). Eso sí, esta aproximación a conocer la química y física de tu ciclo menstrual no es suficiente para gestionar tu fertilidad. Es importante que busques información ampliada sobre el método sintotérmico y consejo profesional.
Sí que sí, saber cuándo ovulamos es una tremenda pista. Generalmente llamamos al ciclo menstrual «ciclo menstrual» peeero se le conoce también como ciclo ovulatorio y es importante recuperar la ovulación como centro de estudio.
Autoconocerse es toda una aventura, eso sí, hazlo siempre desde la curiosidad y el mimo porque al final podemos acabar obsesionadas. Es importante saber para qué queremos la información. Si eres algo hipocondríaca como yo, ve con cuidado y sé prudente a la hora de recabar la información. Aprender cómo funciona una no es con el fin someterse a un control férreo o a la lupa minuciosa que nos diga si estamos «bien o mal». Se trata de un proceso de aprendizaje en el que no hay meta a alcanzar, sino pasos que dar hacia una misma, hacia tu propio cuerpo. Con la información que obtengamos no sólo tendremos más conocimiento de cómo somos y cómo el entorno nos influye, sino que también podremos adelantarnos a posibles enfermedades y tener el control sobre las decisiones a tomar.
Si te interesa saber más, no me cansaré nunca de recomendar el libro Tú decides cuando tener un hijo, (¡Creo que ya no lo editan! ¡horror!) donde lo explican al dedillo. Algo muy necesario, porque las claves que yo te estoy comentando ahora son breves puntos. Vamos, que para que puedas conocer bien, bien tu ciclo de manera fisiológica es imprescindible contar con una guía veraz, sencilla y detallada. Y ésta (el libro) lo es.
Parece que te dejo con «tarea», eso si te apetece dedicar un tiempo a ponerte la bata blanca, ajustarte las gafas y adentrarte en tu propio cuerpo-laboratorio mágico. Buen plan, ¡eh?